Las primeras consecuencias del fin de las cuotas lácteas el pasado 1 de abril ya hace tiempo que se perciben: el excedente de producción causado por explotaciones que han incrementado exponencialmente su capacidad está llevando a una situación en la que la leche y todos sus derivados alcanzan precios muy bajos. Tan bajos que muchas explotaciones agrarias, especialmente las más pequeñas y menos competitivas, son incapaces de ajustar para conseguir siquiera cubrir los costes. Los ánimos están calientes en los ganaderos españoles, que ya han realizado algunas acciones sonadas de protesta frente a grandes superficies francesas, como hace unos días en un Carrefour de Valladolid. Para añadir más leña al fuego, este verano se han dado varios casos de extorsión violenta a camiones españoles que pasaban por suelo francés con productos agroalimentarios.
París difícilmente intervendrá para controlar estos abusos de sus agricultores y ganaderos, aunque Francia ha acordado, junto a España, Portugal e Italia, una posición conjunta ante la Comisión Europea para "retirar oferta del mercado que ayude a la recuperación de precios", según ha dicho la ministra de Agricultura Isabel García Tejerina. Se trataría de medidas concretas como la revisión de precios de intervención de la leche desnatada en polvo o "que se vuelva a abrir el almacenamiento privado de queso". Los cuatro países latinos han acordado en cualquier caso pedir en el próximo consejo de ministros de Agricultura de la UE, previsto para el 7 de septiembre, medidas que pongan coto a la libertad total de mercado, tal y como vienen solicitando las asociaciones agrarias.
No todos los países pueden estar de acuerdo en controlar la producción. Las explotaciones irlandesas ganan cada vez más, y las alemanas exportan con éxito
El objetivo es aunar esfuerzos a nivel europeo y que otros estados se adhieran a este acuerdo, aunque no está claro que vaya a ser fácil. En Irlanda, por ejemplo, las explotaciones agrarias son cada vez más productivas y cada vez más rentables, y su interés por el momento no parece ser el de establecer unos límites a la producción. En Alemania y los Países Bajos, el enorme excedente de derivados lácteos se está colocando con relativo éxito en el exterior, aunque el veto ruso a los productos europeos ha hecho daño, pero lo compensan exportando más al Mediterráneo. "Parece que los planes de la UE se encaminan a que España venda aceite de oliva y vino al norte de Europa pero a su vez sea receptora de productos lácteos", comenta un ganadero cántabro con años de experiencia en el sector.
Ayudas públicas
Tras varios meses de quejas descarnadas por parte de algunas asociaciones agrarias, el Ministerio de Agricultura ha decidido movilizarse con las elecciones a vuelta de la esquina. 300 euros por vaca se dará de ayuda directa a las explotaciones que no consigan la rentabilidad, y que serían entre 2.500 y 3.000. En cualquier caso, estas ayudas no serán sino un parche, como han destacado algunas asociaciones agrarias, que piden "valorar el producto" como una de las alternativas para que los precios que se paguen sean más altos.
En este sentido se ha manifestado Tejerina, que ha asegurado que otro de los acuerdos es "la mejora de la promoción de leche y productos lácteos. Un producto que es necesario en toda dieta. Solicitaremos la creación de un grupo de alto nivel para que analice el escenario posterior a las cuotas, que ha cambiado las reglas de juego y debemos conocer en profundidad". En octubre habrá otra reunión en Bérgamo, Italia, con estos actores para observar como continúa la evolución del sector.