El crédito comercial, una de las principales maneras de obtener liquidez para las empresas y fuente esencial de oxígeno para las pymes, ha caído un 45 por ciento desde el comienzo de la crisis. El total rozó los 100.000 millones en 2007, y en la actualidad se ha estabilizado en el entorno de los 40.000 millones, según los datos de diciembre de 2012 del Banco de España.
El desplome del circulante es coherente con un derrumbe de todo el crédito a las empresas desde el pico del 2005, en el que aumentaba a tasas del 27 por ciento, hasta principios de 2013, en el que se hunde bastante por debajo del -10 por ciento interanual; en realidad algo menos si tenemos en cuenta que una parte de los activos tóxicos han dejado de ser préstamos de las entidades, pues han sido traspasados al banco malo por valor de cerca de 40.000 millones.
Sólo en 2012, el crédito concedido por las entidades residentes a las sociedades no financieras ha disminuido en más de 100.000 millones, desde los 840.000 millones hasta los 730.000 millones. Un batacazo del -8 por ciento que esta vez no se ve influido por la Sareb, ya que estos números del Banco de España sí incluyen los préstamos transferidos al banco malo.
Y la preocupante tendencia continúa en enero de 2013, mes en el que el montante de préstamos se redujo en la friolera de 10.000 millones, a un ritmo que pone en entredicho los resultados de la reforma financiera.
Semejantes guarismos también siembran dudas sobre el plan del Gobierno para reactivar el crédito con unos 40.000 millones, en su mayor parte mediante partidas ya contempladas antes del anuncio, como los 20.000 millones al año que suele emplear el ICO.
Crédito y morosidad
Las empresas han demandado durante la crisis más circulante que nunca ante los aprietos de sus pagadores. De ordinario, acuden a las entidades financieras para que les anticipen el dinero que van a ingresar por una venta, es decir, convierten la deuda comercial en crédito comercial.
Pero la cantidad financiada se ha reducido drásticamente y en muchos casos los problemas de liquidez se han convertido en insolvencias, alimentando un círculo vicioso. “Al haber menos circulante, hay más morosidad que, a su vez, genera menos crédito. Y la consecuencia es la destrucción de empleo”, comenta Sebastián Reyna, secretario general de UPTA.
La banca siempre ha argumentado que se presta menos porque hay menos demanda solvente y menos inversión.
El ‘factoring’ y las pólizas
Otra forma en que las empresas consiguen financiar su deuda comercial, y por tanto logran liquidez, es el ‘factoring’. Este formato consiste en que la deuda que la empresa tiene que cobrar la vende al banco, y es más habitual que se aplique a grandes compañías y respecto a la deuda de las Administraciones públicas.
Y el otro modo habitual de obtención de circulante estriba en las pólizas de crédito, normalmente con garantías personales. Éstas pueden estar cayendo en los mismos parámetros que el crédito comercial. No obstante, tanto el ‘factoring’ como las pólizas no tienen un reflejo claro en las estadísticas del Banco de España.