Economía

No he visto a los artistas salir a la calle

El Gobierno vota a favor de la ley que establecerá un impuesto por compartir noticias y contenidos con Copyright en redes sociales

  • CD de música

¿Se imagina una ley que impide dejarle a un amigo el periódico del día? Pues algo parecido es lo que acaba de aprobar Bruselas. Los contenidos con Copyright no podrán compartirse en redes sociales, a menos que se pague un impuesto por hacerlo.

Esa canción de los Rolling Stones o de Los Chichos con las que busca alegrar el viernes al personal no saldrá de su teléfono. Esa pista de The Cure no acompañará el vídeo que un peruano pretende subir a Youtube en un tutorial para hacer el ceviche perfecto. Tampoco se verá en Twitter la noticia del máster de Pedro Sánchez o Pablo Casado. Esa foto del Guernica que acabas de hacer tampoco se subirá a tu muro de Instagram.

Eso es lo que han votado los 751 eurodiputados del Parlamento Europeo, una medida que cuenta con el apoyo del Gobierno español. Dicen que el objetivo de la nueva ley de Copyright es proteger los derechos de autor y remunerar mejor a los creadores, pero la realidad es que están rompiendo un ecosistema que funciona.

En el momento en el que yo cobro por esta noticia que usted lee en el sofá de casa o en la parada del autobús se está pagando mi sueldo. Dentro de este contenido hay publicidad. No se engañen, lo que usted desembolsa por un periódico tradicional no sufraga, ni de lejos, el papel, la distribución y el sueldo de los plumillas. Se calcula que este concepto sólo corre con entre un 10% ó un 20% del total de los gastos.

Bruselas pretende que plataformas de contenidos como Youtube, Spotify, Menéame o Vimeo remuneren mejor a los creadores -cosa que parece necesaria- a través de una impuesto a los enlaces que se compartan. Es matar moscas a cañonazos.

La nueva ley de Copyright aplica la censura a las noticias. Vozpópuli, El Diario, El Confidencial, El Español, OK Diario, El Independiente, Infolibre... Seguro que alguna vez han entrado en alguna información de estos medios. Y seguro que casi siempre se han topado con ella a través de redes sociales o agregadores de noticias. Estoy seguro de que pocas veces entran en sus webs. Eso ha hecho perder fuerza a otras cabeceras online de jaez histórico en el mundo del papel (El País, El Mundo, ABC...)

Si se bloquean las informaciones de un medio pequeño o un bloguero, se reducirá la oferta informativa. El consumo de noticias cambiará. Habrá muchas menos y se hará el camino a la inversa. Las noticias no llegarán a través de las RRSS, seremos nosotros quienes iremos a por ellas a los portales de información. No fluirán en horizontal, sino en vertical. Los grandes periódicos de papel y sus versiones en Internet serán los beneficiados con esta medida. Si hay un atentado terrorista y buscamos información, ¿entraremos en el www.elblogdepepe.com o lo haremos en www.elpais.com? Parece claro. Las grandes marcas de la prensa están en nuestro imaginario y a bote pronto parecen generar más credibilidad, pero sin embargo son los medios más modestos quienes hacen más 'pupa' con sus informaciones, tal y como hace sólo unas semanas me reconocía la responsable de comunicación de un ministerio tomando un café.

Así las cosas, parece haber vida más allá del Copyright. Los medios modestos tendrán que hablar con Facebook, Twitter, WhatsApp, Youtube, Instagram o Wordpress para alertarles de que sus contenidos están libres de derechos. Lo que está por ver es si los motores de censura de contenidos con propiedad intelectual que obliga a instalar la ley en esas plataformas de contenido es capaz de discriminar de forma realmente inteligente lo que lleva derechos de lo que no.

La Comisión Europea ha soltado una bomba de relojería. Lejos de regular, desregula. ¿Quién pagará finalmente el impuesto al enlace? ¿Lo pagarán Facebook y Youtube, que son los beneficiados de la compartición de música y noticias? ¿Lo pagará la prensa que se beneficia de la libre circulación de contenidos? ¿Lo pagará el usuario que dispone de gratuidad para informarse?

Todas las partes parecen contentas hasta ahora. El ecosistema funciona. Veo contentos hasta a los creadores y artistas. No les he visto lanzarse a la calle a manifestarse, no les he visto de huelga. La UE, oh capitán mi capitán, se ha puesto la máscara del zorro y se ha lanzado a una justicia que no se ha reclamado con la misma fuerza que sí se ha reclamado otra.

Si no lo creen, entren en Twitter y busquen tanto por la ley aprobada como por las demandas de la remuneración al artista. Anda, claro, que dicen que Twitter no vale como plataforma para informarse. No decidan por nosotros. Basta con que dejen la web tranquila. El problema no es Twitter ni los medios pequeños, sino la capacidad que el lector tiene para determinar y contrastar cada información. Y eso, en parte, se consigue en ese Internet al que ustedes quieren poner cercados.

La red es en líneas generales un ecosistema de información y entretenimiento solidario, de muy bajo coste, colaborativo y democrático, una herramienta ideal para formarse que le queda grande a Bruselas. Una de dos, o es que no son capaces de entenderlo o precisamente es que lo entienden muy bien.

Pasen el domingo sin pensar en el lunes, no me sean agonías. Serán mucho más felices.

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