Públicamente el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, siempre ha sido muy correcto a la hora de valorar las previsiones de los organismos económicos, sobre todo las de los internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o la Comisión Europea (CE), pero en los informes de su Departamento su equipo se moja un poco más y vincula las últimas rebajas de las cifras a la incertidumbre política que vive el país.
A mediados de abril, cuando el FMI recortó al 2,6% y al 2,3% el crecimiento español para este año y el próximo, Guindos dijo que las nuevas cifras del organismo dirigido por Christine Lagarde se limitaban a confirmar que España es el país desarrollado que más crece y ampliar la diferencia respecto a otras potencias económicas. “Eso es lo importante", dijo antes de participar en el Spain Investors Day.
Algo parecido ocurrió el pasado 3 de mayo cuando la Comisión publicó sus previsiones de primavera, con un incremento del PIB del 2,6% para España este año y del 2,5% para 2017. En aquel momento, el ministro dijo que las cifras, “muy parecidas” a las del Gobierno español, demostraban que España sigue creciendo y creando mucho empleo. Y en más de una ocasión el ministro ha asegurado que la falta de Gobierno no está afectando a la economía española.
En el informe también se ha hace referencia a la pérdida de impulso de los vientos de cola que estaban impulsado el PIB
Pero los informes que elabora su Departamento no dicen lo mismo. En el último sobre la actividad económica, fechado en el mes de abril, el Ministerio asegura que la moderación de las previsiones del FMI y la Comisión se debe a la incertidumbre que rodea el escenario político español en estos momentos, ahora que ha se han convocado nuevas elecciones para el 26 de junio tras el fracaso de los partidos para llegar a acuerdos.
En dicho informe, Guindos culpa también a la pérdida de impulso de la demanda interna en España provocada por la mitigación de los efectos expansivos de los factores externos que han estado favoreciendo la recuperación estos meses. Es decir, los “vientos de cola” de los que siempre habla Guindos y a los que muchos expertos achacan la totalidad de la recuperación económica.
Caerán el consumo y la inversión
La combinación de estos factores, según explica el Departamento en el informe, ha hecho que tanto el FMI como la CE estimen que el consumo privado va a reducir ligeramente su ritmo de avance en 2016, hasta el 3%, y que la inversión se va a desacelerar casi dos puntos, hasta el 4,7% según la Comisión y hasta el 4,5% según el organismo dirigido por Christine Lagarde. Por su parte, el sector exterior se mantendrá en negativo en 2016, según los dos organismos, aunque el FMI cree que volverá a positivo en 2017.
La Comisión si mencionaba la inestabilidad política en las previsiones de primavera
En su informe de primavera, el FMI no hacía ninguna mención a la inestabilidad política de España, pero la Comisión sí mostró preocupación por cómo va a afectar esta inestabilidad a la evolución de la economía española. De hecho, esta incertidumbre, tal y como decía en el informe, abre la puerta a una nueva rebaja de previsiones en el futuro.
Pero el FMI y la Comisión no han sido los únicos organismos en revisar a la baja las previsiones españolas. A principios de abril el Banco de España rebajó sus cifras al 2,7% para este año y al 2,3% para 2017 y sin incorporar los efectos de la inestabilidad. De hecho, el supervisor dijo entonces que el balance de riesgos en torno al nuevo escenario planteado había empeorado debido, en parte, a las dudas sobre el curso futuro de las políticas económicas y la posibilidad de que puedan incidir negativamente en las decisiones de gasto de los agentes privados, sobre todo si la incertidumbre se prolonga en el tiempo.
Todos revisan las previsiones a la baja
Y casi todos los servicios de estudios privados han revisado también a la baja sus cifras y apuntan ahora a crecimientos muy similares a los que plantea el Banco de España. Según el panel de Funcas, las más pesimistas esperan un crecimiento más cerca del 2,5%, como Solchaga Recio & Abogados, Intermoney o Ceprede, mientras que los más optimistas creen que la economía crecerá un 2,8% o un 2,9%, como el Banco Santander, Repsol o el Instituto de Estudios Económicos (IEE).
De momento, solo BBVA Research, el servicio de estudios del banco, se ha atrevido a poner cifras a la incertidumbre política. A su parecer, puede restar hasta ocho décimas en el acumulado de 2016 y 2017. Y, aunque aun no se ha notado un deterioro claro de la actividad, esto no quiere decir que el impacto en el PIB no se esté produciendo ya en estos momentos, aseguró hace unas semanas.