El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha defendido este miércoles en el Parlamento alemán el nuevo programa de compra de deuda anunciado por la institución, y ha asegurado que no supone un riesgo para la independencia de la institución ni para los contribuyentes de la eurozona, y tampoco es una "financiación encubierta" de los gobiernos que vaya a provocar un aumento de la inflación. En una comparecencia ante parlamentarios alemanes, Draghi ha incidido en que este tipo de intervenciones están diseñadas para enviar una "clara señal" a los inversores de que sus temores sobre la zona euro son "infundados", y ha recalcado que esta medida tiene como condición la petición de ayuda al fondo europeo de rescate.
El italiano ha pedido a los parlamentarios germanos que "no tengan miedo a la inflación", ya que en estos momentos deberían temer más a la deflación. Sin embargo no ha podido evitar críticas muy duras, como la de Frank Schäffer, miembro del Partido Liberal (aliado de Merkel en el Gobierno), quien ha dicho en el Frankfurter Allgemeine Zeitung que "el que use la política monetaria para financiar a los gobiernos, algo prohibido por el tratado de la Unión Europea, a lo mejor no debe liderar el BCE".
Buen trato
Pero el trato de la mayoría de parlamentarios alemanes ha sido cordial ante el presidente del Banco Central Europeo, especialmente desde la bancada socialdemócrata. Draghi ha dicho que es normal que haya diferencias de financiación entre Estados del euro, pero no a este nivel.
El presidente del BCE ha subrayado que antes de anunciar el programa OMT se analizaron "muy cuidadosamente" los posibles riesgos y se diseñaron las formas de minimizarlos, aunque ha reconocido que es consciente de que existen en Alemania personas que aún tienen dudas sobre el impacto de la política del BCE. Ante estas preocupaciones, Draghi ha garantizado a los parlamentarios alemanes que las OMT no supondrán una "financiación encubierta de los gobiernos", ya que solo tendrán lugar en los mercados secundarios, por lo que se adquirirá la deuda a los inversores, no a los gobiernos. "Esto es totalmente compatible con la prohibición del Tratado de financiación monetaria", ha agregado.
Asimismo, también ha defendido que no compromete la independencia del BCE, ya que será la institución quien decida si interviene en función de sus análisis de la transmisión de la política monetaria y con el objetivo de salvaguardar la estabilidad de precios. "El hecho de que los gobiernos tendrán que cumplir con la condicionalidad establecida protegerá realmente nuestra independencia. El BCE no será forzado a dar un paso si se produce una falta de implementación política", ha asegurado.
En tercer lugar, Draghi ha incidido en que el programa no creará "riesgos excesivos para los contribuyentes de la eurozona", ya que se evitarán asegurándose de que los países no aplican políticas erróneas. Así, ha añadido que la posibilidad de suspender la ayuda si no es realizada una valoración positiva de la aplicación de las condiciones garantizará que el BCE solo interviene en países donde sus economías y sus finanzas están "en la senda correcta". Por último, el presidente del BCE ha remarcado que las OMTs no se traducirán en más inflación, dado que se han diseñado para que sus efectos sobre las condiciones monetarias sean "neutrales". De hecho, ha subrayado que no hay señales de que el anuncio del programa haya afectado a las expectativas de inflación.