El Gobierno maneja desde hace tiempo un borrador para aplicar una tasa sobre las transacciones financieras, conocida como Tasa Tobin. El asunto parecía que iba a haber visto la luz la semana pasada en el Consejo de Ministros, pero el lobby financiero, compuesto por entidades como Bolsas y Mercados Españoles, (BME), la CECA o la Asociación Española de la Banca (entre otras) ha presionado al entorno del ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos (persona con larga trayectoria en mercados financieros) para desviarlo de momento a una vía muerta. Como está siendo habitual, de nuevo Economía se ha impuesto a Hacienda, que buscar resortes para incrementar la recaudación por todas partes. Varios son los motivos, entre otros “las dudas y las consultas que se están amontonando por momentos en Francia”, país que lo aplica desde el pasado 1 de agosto.
La implementación de ese impuesto, aprobado por Nicolás Sarkozy y duplicado (pasó del 0,1% al 0,2% sobre importe) por Françoise Hollande, abrió la caja de pandora en la Eurozona. El impuesto tiene una gran imagen ante la sociedad, aunque su eficacia recaudatoria es discutible, entre otras cosas por la complicación técnica que acarrea.
Fuentes cercanas a ese lobby indican que “hay casuística a diario, en un mercado de valores se generan miles de operaciones, cada una con sus características específicas. Hay dudas sobre determinados productos, sobre las operaciones internacionales, sobre el intermediario en origen, la naturaleza del cliente, la liquidación… al Gobierno (es decir, a Luis de Guindos) le estamos pidiendo que, antes de implantar esto con prisas, tengamos claro qué está ocurriendo al otro lado del país”.
Un nuevo recargo que que “pagarían los particulares, por supuesto. Que nadie disfrace esto como un impuesto anti especuladores. La Tasa Tobin, simplemente, será una comisión más en las operaciones que los intermediarios repercutirán en sus clientes de una manera o de otra”. Una circunstancia que llega, además, justo después de la subida a las retenciones sobre plusvalías a los ahorradores.
Los miembros del lobby, en definitiva, indican que este impuesto no eliminará en absoluto la especulación y que, simplemente, permitirá recaudar más dinero. Pero, además del rechazo que les genera, insisten en que lo principal es abordarla de manera común en la Eurozona y con todo el desarrollo reglamentario elaborado, para que no surja un mar de consultas con su implementación.
¿Supondría esta tasa imponer una doble tributación? “Sí”, responden categóricos en un despacho mercantil, sin dar muchas más explicaciones. “Se da mucho en España; los conductores pagan impuesto de circulación, peajes y también por aparcar… Ha llegado el copago. No hay muchas más vueltas que darle. Las actuaciones de este Gobierno dejan claro que van a continuar por esta senda”
Alemania manda
Las fuentes consultadas indican que “en el Gobierno quieren aplicarlo cuando sea una cuestión adoptada por toda la Eurozona, o lo que es lo mismo, por Alemania. Que sea una norma común, ya que no sería aceptable o al menos sería complicadísimo que cada país tuviera una tasa distinta”.
En este sentido, hay cierta resignación: “parece clara la voluntad política de implementarla en casi toda la Zona euro y tarde o temprano caerá, por mucho lobby que hagamos, aunque, por ejemplo, si se llevara a cabo en España con el mismo tipo que en Francia, supondría multiplicar por 50 el canon o corretaje de la Bolsa”. BME sufrió en Bolsa hace dos semanas, ante la posible luz verde a este impuesto, cediendo más de un 5% en cuatro sesiones, hasta 16,9 euros. Una vez que el asunto parece haberse enfriado, el valor ha recuperado algo de terreno, hasta colocarse de nuevo por encima de 17,3 euros por acción, contagiada finalmente por el rally alcista de los mercados españoles en general. Pero hubo sesiones en las que, mientras la euforia se desataba, BME era el único valor del Ibex a la baja.