Hoy ha finalizado la prohibición de las posiciones cortas anunciada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y mañana el supervisor europeo de mercados (ESMA) emitirá antes de mercado su dictamen sobre la prolongación (o no de esta medida). Una circunstancia sin precedentes y que ha creado cierto malestar tanto a la propia Bolsa española como a los inversores.
Será la primera vez que ocurra una circunstancia de esta naturaleza: Hasta pocos minutos antes de la apertura no se sabrá si se puede operar a corto, o continúa la prohibición. La dependencia de la ESMA obedece a que mañana, precisamente, entra en vigor el nuevo reglamento europeo sobre este las ventas a corto. En el caso de que la ESMA prorrogue el veto, se alargaría otros tres meses.
En Bolsas y Mercados Españoles (BME) y también en algunos operadores se ha detectado malestar, ya que, aunque todo apunta a que el dictamen será favorable a la prórroga, no se recuerdan casos en los que las condiciones para negociar se decidan momentos antes de que se abra la contratación.
La Bolsa siempre se ha mostrado contraria de la prohibición porque drena liquidez del mercado y porque, lógicamente, va contra su propio negocio.
Sin embargo, la prohibición podría ser levantada sin agotar el plazo "si las circunstancias así lo permitiesen", tal como aclara la CNMV. Aunque ahora no hay tanta presión sobre los mercados como hubo antes del verano, debido al temor por la solicitud de rescate por parte de España e incluso del riesgo de salida del Euro, estos miedos se han suavizado en los últimos tiempos, sobre todo por el compromiso por parte del Banco Central Europeo (BCE) de no permitir que se fracture la moneda única.
De todas formas, la prolongación del veto a los cortos llega fruto de las consultas del regulador y el Gobierno con las principales compañías, que han trasladado su visión favorable a la medida, ante el estrangulamiento que sufren por parte de los hedge funds.
