Tener una calificación crediticia con 'grado de inversión' o de 'alta rentabilidad' no es un asunto menor a la hora de que una empresa intente conseguir financiación en los mercados, como han podido comprobar numerosas empresas durante los últimos años.
Y en este aspecto, las empresas cotizadas en el mercado continuo presentan peores notas crediticias que las firmas del Ibex 35. La mayoría de compañías de la Bolsa de Madrid concentran sus calificaciones de riesgo entre BB+ y B, por debajo de la BBB-, nota mínima para obtener el ‘grado de inversión’, según un estudio realizado por Bravo Capital utilizando su propio baremo con datos de 2013.
La mayor parte de las cotizadas que no pertenecen al índice selectivo cuentan con BB+, en concreto 16 empresas, mientras que doce tienen asignado un BB-; nueve se conforman con BB; cinco con B+ y dos con B. Y once compañías del parqué madrileño presentan un BBB- como nota sobre su solvencia crediticia. Las empresas del Ibex, por su parte, presentan una mejor distribución de sus calificaciones crediticias, con una con AA-, dos con BBB+, otras dos con BBB, dos con BB+, tres con B+ y nueve con BBB- en total.
Estos datos forman parte de un estudio más amplio sobre las 26.401 empresas del Registro Mercantil que cuentan con una facturación superior a los cinco millones de euros al cierre de 2012 y 2013, en el que se pone de manifiesto que cuentan con una nota de grado de inversión, es decir, que podrían acceder al mercado de capitales para buscar vías alternativas de financiación a los bancos. De hecho, el 66% de las firmas analizadas se enmarca entre la calificación BB y BBB, y el 52% obtienen una nota por debajo de grado de inversión.
A la hora de pedir un préstamo en el banco, las empresas son analizadas según los modelos de riesgo de cada entidad para decidir si le conceden el crédito o no, y suelen ser calificadas en función del estudio pertinente. En ocasiones, las empresas no terminan por conocer la asignación de la nota y no pueden modificar por tanto ciertos aspectos financieros que favorecerían la aprobación de dichos test. Y lo que es peor: no son conscientes de que podrían incluso acudir a los mercados de capitales para lograr mejores costes de financiación.
Que una gran parte de las empresas tenga una nota por debajo del grado de inversión y que no sean conscientes de esta circunstancia provoca una dependencia de las líneas de crédito de los bancos que, en situaciones de crisis, les perjudica enormemente, al encontrarse con el grifo cerrado o con mayores tipos de interés.
Mar Turrado, directora general de Bravo Capital, destaca la importancia de que las empresas conozcan cuál sería su calificación crediticia y la de la competencia y el sector en el que desarrollan su actividad, para organizar de una manera más eficiente la estructuración de la deuda de la compañía. Y en un país como España, donde el tejido productivo se encuentra en las pymes, resulta fundamental, a su juicio, diversificar las fuentes de financiación.