La caída de la cotización de las compañías petroleras y la perspectiva de que su valor siga cayendo está atrayendo a los inversores bajistas, aquellos que apuestan precisamente por una bajada del valor de las empresas en bolsa para ganar dinero. Repsol está sufriendo en sus propias carnes esta presión de los especuladores, que acumulan ya el 3,5% de las posiciones cortas de la compañía presidida por Antonio Brufau.
Aunque la estrategia de esperar que la cotización de una compañía caiga es tan legítima como la de apostar por su revalorización, cuando una firma acumula posiciones cortas denota que las perspectivas de los inversores sobre esa empresa no son muy alentadoras. Normalmente este tipo de estrategias suelen realizarlas los hedge funds, que toman prestadas las acciones a un broker a un determinado precio por un período de tiempo para embolsarse la diferencia al devolverlas si el precio de cotización efectivamente ha bajado.
Las compañías petroleras se han situado en la diana de los 'bajistas', debido al retroceso que ha experimentado el petróleo en el último año. El derrumbe de un 60% en el precio del Brent, de referencia en Europa, hasta los 50,5 euros por barril en tan solo un año ha propinado un fuerte varapalo a compañías como Repsol, que ha pasado de cotizar a 15,12 euros por acción a principios de año hasta 12,23 a cierre de la sesión del jueves, un nivel que no veía aproximadamente desde hace tres años.
La compra de la canadiense Talisman Energy por parte de Repsol ha generado dudas sobre su viabilidad con un precio del petróleo tan bajo.
La incógnita sobre qué pasará con la economía china y cómo el mercado de materias primas se reajustará a la nueva realidad de un menor consumo de países muy voraces hasta ahora, como el gigante asiático, y cómo afectará al mercado del petróleo la guerra encubierta de precios que los países del Golfo Pérsico, especialmente Arabia Saudí, están llevando a cabo para romper la competencia del fracking de Estados Unidos está presionando a la baja el valor bursátil de las petroleras, que se encuentran en pleno proceso de reorganización corporativa.
La compra de la canadiense Talisman Energy por parte de Repsol por un importe de 10.400 millones de euros, operación que cerró en mayo de este año, ha generado dudas sobre su viabilidad con un precio del petróleo tan bajo, puesto que los costes de extracción del gas de esquisto, especialidad de la firma adquirida, no se compensarían con el Brent cotizando por debajo de los 50 dólares.
Así que la presión a la baja que está sufriendo su valor en bolsa ha hecho que hedges como Soroban Capital Partners hayan reconocido a la CNMV que poseen el 1,33% de las posiciones cortas de la petrolera española, mientras que Millennium International Management tiene el 0,53% y Passport Capital, el 0,52%. Una presión que ha supuesto que el porcentaje de inversores bajistas en Repsol se haya elevado hasta situarse en el 3,5%, según los datos de la CNMV, el nivel más alto de los últimos años.
Compra de acciones
Aprovechando la caída del precio de la acción, que ha perdido el 20% de su valor en bolsa desde principios de año, los directivos de la compañía petrolera han incrementado sus compras de títulos. Brufau ha adquirido con fecha 2 de septiembre 81.900 acciones de la compañía a un precio de 12,24 euros por título, según datos de Europa Press, convirtiéndose en el primer accionista individual de la petrolera con el 0,031% del capital.
Josu Jon Imaz, consejero delegado, ha comprado en la misma fecha 40.000 acciones a un precio de 12,26 euros por acción, con un desembolso total de 490.400 euros. Su participación en Repsol es ahora de 89.750 acciones, el 0,006% del capital.