La negociación de los Presupuestos lleva semanas totalmente paralizada. Y es que la prisas que había tras las elecciones de junio desaparecieron en cuanto se despejó la investidura. Y más aún cuando se empezaron a cerrar acuerdos con el principal partido de la oposición para empezar a gobernar, como el de los objetivos de estabilidad, la aprobación del techo de gasto o las medidas para cumplir el déficit exigido por Bruselas.
Pero ya ha empezado un nuevo año y ya se ha hecho lo más urgente. Y ahora, tras la pausa navideña, toca sentarse de nuevo a negociar. El PSOE espera que el ministro de Hacienda y Función Pública, Cristóbal Montoro, descuelgue el teléfono esta misma semana para retomar las negociaciones. El Gobierno confirma que la negociación se retomará "en breve", pero sin precisar fechas, y en Ciudadanos insisten en que aún no han recibido noticias de Hacienda.
Así que todo apunta a que esta misma semana pondrán al menos fecha a sus próximos encuentros. La negociación se avecina complicada y hay que sentarse cuanto antes. El Gobierno prácticamente cuenta con el apoyo de la formación naranja y algún otro grupo minoritario, pero querría contar al menos con la abstención del PSOE. El portavoz de la Gestora del PSOE, Mario Jiménez, insistió el viernes pasado en que su partido no apoyará las cuentas, pero habrá que esperar a ver qué ocurre en la negociación.
Montoro no necesita al PSOE para salvar el debate de totalidad, pero quiere evitar una votación muy ajustada
Lo cierto es que el PP no necesita al PSOE para salvar el debate de totalidad, el primer gran escollo de las cuentas en el Congreso, pero quiere ir sobrado. En una votación ajustada un cambio de última hora podría dar un vuelco a la situación y eso podría llevar, incluso, a unas nuevas elecciones generales. Montoro lo sabe y lo tiene claro: no importa que el Presupuesto llegue tarde, lo importante es que llegue.
No sería la primera vez que el fracaso de un Presupuesto tumba a un gobierno en España. En el año 1996 el presidente, Felipe González, se vio obligado a convocar elecciones después de que el líder de CiU en aquellos años, Jordi Pujol, le negara el apoyo por las dificultades económicas del momento y los escándalos del Partido Socialista. Y es que la Ley de Presupuestos es, sin duda, la más importante del año y si un Gobierno no la saca adelante, difícilmente puede mantenerse en el poder.
Por eso, hoy por hoy, parece poco probable que las cuentas queden definitivamente aprobadas en primavera, aunque Montoro dijo la semana pasada que llevará el Presupuesto al Congreso las próximas semanas. Lo curioso es que el ministro presumió durante meses de tenerlas listas para su aprobación en cuanto se formara gobierno. Las prisas, como todo, son relativas.
Una tramitación complicada
Una vez que el Presupuesto se lleve al Congreso, el debate a la totalidad será rápido, pero la tramitación de las enmiendas parciales puede alargarse, teniendo en cuenta la fragmentación actual del Parlamento. Además, el PSOE sí está dispuesto a entrar de lleno en esta parte de la negociación para poder modificar grandes aspectos de las cuentas.
Finalizada la tramitación en el Congreso, el Presupuesto pasará al Senado, donde el PP lo tiene mucho más fácil porque sigue contando con mayoría absoluta. Sin embargo, cualquier cambio que quiera introducir en la Cámara Alta tendrá que obtener después, obligatoriamente, el visto bueno del Congreso. Si hay una cosa clara, es que la negociación no será fácil