La reforma de las pensiones que está negociando el Gobierno con los agentes sociales, sobre la base del acuerdo del Pacto de Toledo, entraña una subida de costes para las empresas, advierten abogados especializados en derecho laboral consultados por este medio.
Se refieren a la penalización que quiere aprobar el Ejecutivo para las jubilaciones anticipadas, a las que se aplicarán coeficientes de reducción más potentes; así como a la prohibición de la jubilación forzosa (de las cláusulas para obligar a jubilarse a los trabajadores cuando cumplan la edad legal) y a los incentivos que se quieren aprobar par impulsar la jubilación demorada.
"Existe un gran preocupación por la reforma de las pensiones. Medidas como proscribir la jubilación forzosa o penalizar las jubilaciones anticipadas en los términos planteados actualmente generan una gran preocupación a los empresarios, por la incidencia que podría tener en la competitividad, y a los empleados, por la ralentización que podría sufrir la ya de por sí tardía incorporación al mercado laboral de los jóvenes", advierte Alfredo Aspra, socio de Andersen y responsable de Derecho Laboral, a Vozpópuli.
Coincide con él otro abogado de la misma rama, que admite que "hay mucho miedo y una lógica preocupación a que la reforma incida en la competitividad de las empresas. Las empresas van a tener un reducto de gente mayor, lo que supone costes muy elevados, porque las retribuciones son más altas por antigüedad".
Estas compañías van a tener que gestionar ese reto con planes de incentivación a la jubilación o planes de previsión social que motiven la jubilación, "pero la salida natural que se está produciendo hasta ahora no va a tener lugar. Es un coste intangible o encubierto", añade.
"Habitualmente las retribuciones de los trabajadores de más edad y antigüedad son mucho más elevadas que las de las nuevas contrataciones de aquellos empleados que les sustituyen. Efectivamente, a las empresas les preocupa tener que abandonar su planificación de relevo de plantillas generacional si no fuera compatible con la nueva regulación de las pensiones", apunta Juan Antonio Linares, socio del área laboral de CECA Magán.
Efectos colaterales de la reforma de las pensiones
La consecuencia que tendrá para las empresas este incremento de costes será una bajada de su competitividad, lo que a su vez mermará la productividad de la economía española y comprometerá su crecimiento en los próximos años.
"Habrá situaciones torticeras difíciles de gestionar con empleados de avanzada edad. Las empresas prefieren seguir funcionando como hasta la fecha: poder contratar jóvenes o convertir temporales en indefinidos a cambio de jubilación forzosa. Esto va a enquistar a gente que con 40 años de trayectoria van a decidir no moverse de su puesto y ser poco productivos", avisa otro abogado del área.
Luis Jiménez-Arellano, responsable de Derecho Laboral del bufete Mas y Calvet, cree que "a día de hoy" la reforma de las pensiones -tal y como está planteada- sí les restará competitividad, ya que las compañías no podrán prescindir de aquellos trabajadores que, por edad, se queden más desfasados tecnológicamente.
"Como la tecnología ha evolucionado mucho en estos últimos diez años, los trabajadores que se queden rezagados en estos nuevos sistemas y herramientas de trabajo, etc. perderán competitividad y eso también perjudicará a la empresa", señala.
Cómo aprovechar a una plantilla envejecida
Por un lado, "la empresa debe ofertar cursos de formación a toda la plantilla, pero otra cosa es que el trabajador de más de sesenta años tenga la capacidad de adaptación a unas herramientas totalmente nuevas que nunca ha utilizado", explica.
En cualquier caso, el abogado de Mas y Calvet recuerda que la empresa podría recurrir al despido si puede demostrar en su empleado "falta de adaptación a las modificaciones técnicas operadas en su puesto de trabajo, cuando dichos cambios sean razonables", tal y como recoge el artículo 52b del Estatuto de los Trabajadores.
Más optimista respecto a la competitividad se muestra el experto de CECA, que considera que "las empresas seguirán siendo competitivas, si bien perderán los ahorros salariales que les suponen las políticas de relevo de plantilla".
Esto, a su vez, podría repercutir en el empleo de los jóvenes: "se estancará el relevo generacional y tendrá efectos en las posibilidades de empleo de trabajadores jóvenes, que se verán ligeramente reducidas".