Han pasado 329 días desde que Pedro Sánchez anunció la puesta en marcha del primer PERTE. Lo hizo por escrito, en una tribuna publicada el domingo 7 de marzo en El País. "Seguimos dando pasos hacia la España que nos merecemos. Con estrategia, planificación y marcando un rumbo hacia la recuperación y la transformación", escribía el presidente del Gobierno en el diario de Prisa. El líder socialista se congratulaba de "la creación de un consorcio público privado para la puesta en marcha de una gran fábrica de baterías". La alianza inicial la configuraban Volkswagen e Iberdrola y suponía el pistoletazo de salida del PERTE del vehículo eléctrico.
Diez meses después, ni siquiera se han publicado los pliegos del concurso. El PERTE del Vehículo Eléctrico y Conectado (VEC) es la avanzadilla de los "proyectos de carácter estratégico con gran capacidad de arrastre para el crecimiento económico, el empleo y la competitividad". Así los definió el Gobierno en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que vio la luz el 27 de abril de 2021.
El tiempo avanza, pero el primer PERTE sigue sin despegar. Y los empresarios interesados, grandes y pequeños, empiezan a sospechar que Sánchez se apresuró al vender la piel del oso. El atasco del VEC simboliza lo complicada que está siendo la digestión de los fondos europeos, por el gran volumen asignado (70.000 millones) y el corto plazo para su ejecución completa (hasta 2026). Ambas circunstancias constituyen un reto común para todos los países que participan en el Programa NextGenerationUE. Luego están las fórmulas que cada Gobierno ha escogido para canalizar el dinero. Y, a ojos de muchos empresarios y -sobre todo- de la oposición parlamentaria, la elegida por Sánchez dista mucho de ser ejemplar.
"El oscurantismo con los fondos y la sensación de fraude tras las grandes exceptivas generadas está llevando a muchas empresas a tirar la toalla", lamentan fuentes de la dirección del Partido Popular. "El pecado capital del Gobierno fue pensar desde el principio que el dinero europeo era suyo. Definieron unas reglas con poca base que ahora les tienen atascados".
En Génova señalan al PERTE del vehículo eléctrico como el gran ejemplo de una gestión pésima. El éxito del VEC es fundamental por la enorme inversión movilizada (4.300 millones en fondos y 19.700 millones de inversión privada) y porque debe marcar el camino a los proyectos que vienen detrás. Tras su aprobación, el 13 de julio del pasado año, el Consejo de Ministros dio luz verde a otros dos: el PERTE para la Salud de Vanguardia (30 de noviembre) y el de Energías Renovables, Hidrógeno y Almacenamiento (14 de diciembre). Hay dos más anunciados (Economía Social de los Cuidados y En Español: Nueva Economía de la Lengua) y dos en estudio (Aeroespacial y de la Cadena Agroalimentaria Inteligente y Sostenible).
Los proyectos se amontonan en la pista de despegue… pero el VEC sigue sin coger vuelo. Las fuentes consultadas apuntan a dos grandes razones. Por ejemplo, desde la formación de Pablo Casado, que está examinando con lupa la ejecución de los fondos, resaltan el riesgo de litigiosidad que afronta el Gobierno por no haber hecho bien ni a tiempo sus deberes. La falta de unas bases legales claras para justificar por qué se escoge un PERTE puede alentar a algunas empresas a acudir a los tribunales. La amenaza es similar en la siguiente fase, es decir, cuando la Administración desvele qué proyectos ganan la subvención y cuáles quedan excluidos.
A las grandes patronales no les preocupa tanto el riesgo de litigios, pero sí -y mucho- la lenta velocidad de los PERTE. "Hasta que el dinero no llega a las grandes empresas, a las multinacionales, no va a empezar a calar hacia abajo, a las medianas y las pequeñas", recuerdan desde una organización empresarial. El papel de las compañías de mayor volumen es fundamental por la compleja arquitectura de los PERTE y por la misión de altos vuelos que persiguen: todos deben transformar -no sólo hacer crecer- la economía. Empresas como Iberdrola o Seat (Grupo Volkswagen) dieron un paso al frente desde el principio con el VEC. Repsol o Cepsa también están dispuestas a apostar fuerte con el hidrógeno 'verde'.
El oscurantismo con los fondos y la sensación de fraude tras las grandes exceptivas generadas está llevando a muchas empresas a tirar la toalla"
La predisposición está ahí. Sin embargo, la lentitud de la ejecución -no sólo de los PERTE, de los fondos en general- va extiendo el temor a que algunas multinacionales -españolas o extranjeras- decidan desviar inversiones hacia países donde sí está fluyendo el dinero europeo. No hay casos concretos, con nombre y apellidos, salvo una advertencia puntual que hizo Airbus hace dos meses. Pero la sospecha está latente. "Hay un riesgo de deslocalización evidente. Hablamos del desarrollo de instalaciones nuevas. Las grandes empresas con presencia europea tienen diferentes destinos para invertir", añaden las mimas fuentes patronales.
"Ningún fabricante de coches tiene su centro de decisión en España", recuerdan desde una compañía automovilística. "Por eso es tan importante demostrar que el compromiso del Gobierno es real". Conscientes de que el tiempo se agota -y de que Bruselas no seguirá extendiendo cheques si no se cumplen los hitos-, Moncloa está pisando el acelerador. Hay dos niveles de actuación. Desde Moncloa, el equipo económico de Manuel de La Rocha está intensificando el diálogo con las autoridades europeas y las compañías interesadas.
Industria se vuelca con el PERTE
Luego está el papel de los Ministerios implicados. Por ejemplo, en Industria, "los equipos técnicos están haciendo jornadas maratonianas. No olvidemos que estamos hablando de plazos récord, en comparación con los tiempos habituales de la administración", confiesa un alto directivo que está en contacto permanente con el Ministerio de Reyes Maroto. "El PERTE del automóvil es el más complicado, los demás no deberían costar tanto", añade.
Según las previsiones que manejan las empresas, los pliegos deberían estar listos en pocas semanas. Una vez abierto el concurso, los interesados tendrán 60 días para presentar sus propuestas. El PERTE del vehículo eléctrico no arrancará, de verdad, hasta a la primavera. Habrá pasado más de un año desde que Sánchez lo vendió en una tribuna dominical. Tiempo suficiente para poner a prueba la paciencia de las empresas, que deben poner de su bolsillo tres cuartas partes de la inversión.