El envejecimiento de la población es uno de los grandes retos que tiene que afrontar Europa. Y es que la evolución demográfica de los próximos años se puede convertir en un importante factor de riesgo para el crecimiento de la zona euro. ¿Pero el riesgo es igual para todos los países? Los expertos avisan de que no. España y Portugal serán dos de los grandes perjudicados.
¿Por qué el envejecimiento de la población será aquí un problema más grave? Porque, en estos dos casos, a la pérdida de población en edad de trabajar que sufrirá toda Europa se unirá un descenso de la inmigración. Otros países, en cambio, seguirán recibiendo extranjeros, lo supondrá cierto freno para el envejecimiento de los ciduadanos.
Por ejemplo, Italia, Alemania y Francia seguirán registrando aumentos de la inmigración en los próximos años. En España, en cambio, la llegada de inmigrantes caerá un 1,6% hasta 2020. Y en Portugal, un 1,4%. Estos descensos acentuarán el derrumbe de la población edad de trabajar, que es lo que realmente preocupa a los expertos en estos momentos.
Y es que la fuerza laboral de España es la base de su sistema de pensiones, un sistema basado en el reparto en el que los trabajadores actuales financian a través de sus cotizaciones a los pensionistas del momento. El futuro no pinta bien porque España tendrá cada vez más jubilados y menos fuerza laboral para financiar sus prestaciones.
Previsiones
Las previsiones demográficas apuntan a que la población de la eurozona, que pasó de 332 millones de 2010 a 335 millones en 2015, bajará a 333 millones en 2020. Y el ritmo de caída será muy fuerte entre la población en edad de trabajar, es decir, los ciudadanos que tienen entre 15 y 64 años. Pasará de suponer el 65,1% de ahora al 63,5% del total.
En España se ha publicado algún informe que pone de manifiesto la gravedad del problema. Hace solo unos meses el Círculo de Empresarios avisó de que en el año 2026 se jubilarán entre 700.000 y 800.000 personas cada año y solo 400.000 se incorporarán al mercado laboral, lo que supone un verdadero problema para la viabilidad del sistema de pensiones y la sostenibilidad del Estado de Bienestar.
El Pacto de Toledo avanza despacio y no podrá presentar sus recomendaciones al Gobierno en primavera
El problema demográfico es, de hecho, una de las razones por la que los partidos políticos trabajan ya en el Pacto de Toledo en sus nuevas recomendaciones para la futura reforma del sistema. Aunque querían plantear sus propuestas en primavera, los trabajos van muy lentos y no parece que puedan cumplir el calendario. De hecho, siguen escuchando la opinión de los expertos y sin visos de sentarse a negociar.
La semana que viene acudirá a la Comisión del Congreso el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, que también aportará su visión particular sobre el sistema de pensiones. Hace solo unas semanas, el supervisor publicó ya en su página web el informe 'El sistema público de pensiones en España: situación actual, retos y alternativas de reforma'.
Las recetas del Banco de España
En el documento, firmado por el director general de Economía y Estadística, Pablo Hernández de Cos, Francisco Jimeno y Roberto Ramos, el Banco de España ponía sobre la mesa posibles recetas para tapar el agujero de las pensiones como el aumento de la edad de jubilación a los 70 años, utilizar toda la vida laboral para calcular la pensión o destopar las cotizaciones.
Lo que está claro es que el inevitable envejecimiento de la población supone un reto importante para Europa y para España. Aunque muchos expertos creen que el Gobierno perderá la oportunidad de plantear una buena reforma que asegure la viabilidad del sistema en los próximos años, lo cierto es que es el momento de plantearse seriamente como abordar este problema.