El PIB español seguirá creciendo en los próximos años. Así lo estiman casi todos los analistas y también el centro de predicción Ceprede, que ha ido un poco más lejos que el resto y ha hecho previsiones de aquí al año 2030. A su parecer, la economía española será capaz de mantener un ritmo medio de crecimiento cercano al 1,5%, con unas oscilaciones cíclicas ligeramente por debajo de un punto.
Esto significa que el PIB, como mucho, crecerá al 2,5% y, como poco, algo por encima de cero. Eso sí, el centro de predicción reconoce que no se pueden descartar completamente nuevas contracciones económicas en los próximos 13 años. En este contexto, el empleo conseguiría crecer a una tasa media cercana al 1%, lo que supondría unos 280.000 puestos de trabajo al año.
Pero este escenario no está exento de riesgos e incertidumbres. Y uno de ellos, quizá el mayor, es la posibilidad de que se revierta el proceso de globalización y aumente el proteccionismo a nivel mundial, como consecuencia de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, otros jefes de estado y presidentes con tendencias proteccionistas y el triunfo del Brexit en el Reino Unido.
El FMI reconoció en su último informe que la globalización perderá fuerza en los próximos años
De hecho, el escenario central diseñado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para los próximos años contempla un avance mucho más lento de la globalización. No recoge una reversión en sí del proceso, pero sí admite que la expansión del comercio se moderará y crecerá más o menos lo mismo que el PIB, cuando suele crecer al doble.
Pero si todo empeorar y los precios de importaciones aumentaran un 10% en tres años por las tarifas arancelarias y otras barreras no arancelarias, el PIB mundial caería cerca de un punto y medio a corto plazo y hasta dos puntos a largo plazo respecto al escenario central, mientras que el comercio mundial se reduciría en más de un 15% en cuatro años.
El efecto en España
Y, según Ceprede, un escenario así sería "especialmente nocivo" para una economía tan abierta como la española. De hecho, la economía podría ver cómo se reduce su crecimiento entre medio punto y un punto por año. Y eso podría provocar una pérdida de empleo superior al millón de ocupados en todo el horizonte de predicción. Es decir, hasta 2030.
Lo peor de todo es que los impactos serían más devastadores en términos de desequilibrios básicos. El déficit público y el saldo exterior se verían significativamente deteriorados. Sin medidas compensatorias, el desfase de las cuentas se iría al 6% del PIB, lo que elevaría la deuda pública hasta el 120%.
Por su parte, el saldo por cuenta corriente entraría en un proceso de deterioro permanente hasta superar, incluso, los niveles récord de déficit mostrados antes de la crisis, que se aproximaron al 10%. Y esta situación obligaría a captar una financiación creciente del exterior que elevaría la deuda externa por encima del 300%