Un escape de gas recuperó algunos fantasmas del pasado. La pasada semana, el gasoducto encargado de distribuir gas desde la regasificadora de Mugardos a Galicia y Asturias sufrió una avería a su paso por la localidad de Cabanas (A Coruña). La reparación de este percance se prolongó entre el jueves y la mañana del sábado. Uno de los afectados por esta avería fue la eléctrica EDP y su planta de ciclo combinado de 800 MW, un gran generador de electricidad para la región que Red Eléctrica tuvo que sacar temporalmente del sistema. Una situación que ha avivado el fuego de aquellos que señalan al Gobierno y a los ‘favores heredados’ del PSOE de tener la regasificadora gijonesa de El Musel.
“Tener que retirar del sistema eléctrico durante más de dos días la planta de Soto de Ribera es una medida de urgencia y grave para el suministro de luz de una parte importante de Asturias”, explican los conocedores de los hechos. “El monopolio zonal que tiene la empresa Reganosa (operador de la planta de Mugardos) evidencia que, con cualquier percance de su suministro, se tensiona el sistema eléctrico de la región con el cierre de una tecnología de respaldo al sistema. Lo sorprendente de esta alerta es que la regasificadora asturiana de El Musel siga paralizada, en estos momentos de gran tensión del mercado. Y, la única explicación que interpretamos, es el interés de la Administración por mantener ese monopolio zonal por parte de una empresa que lleva la última década presidida por directivos muy cercanos al PSOE”, añaden.
Reganosa, por su parte, niega cualquier hecho extraño en la avería. La empresa gallega asegura ante la pregunta de Vozpópuli que “se trató de una incidencia de las que con normalidad ocurren en el sistema gasista español; la única diferencia con todas las demás es que a esta ha interesado intentar darle trascendencia, incluso muchos días después de su subsanación. Durante este episodio, la red puntualmente no pudo recibir la emisión de la terminal, que en todo momento continuó suministrando gas en estado líquido a través de cisternas”. EDP y Enagás han preferido, por su parte, no entrar a valorar este percance.
El gestor de la planta de Mugardos insiste en que, en ningún momento, se cortó el suministro de gas a hogares e industrias de ningún punto del norte de España. “Esto es fácilmente constatable. Como también lo es que, como gestor técnico del sistema, Enagás, que también es propietario de todas las plantas de gas de España excepto la de Mugardos, decidió limitar durante unas horas los consumos del sistema de ciclos combinados de Galicia y Asturias, lo que, en coordinación con Red Eléctrica, tampoco ocasionó ningún tipo de problema de cobertura de la demanda energética”, afirman.
El conflicto surge porque, en estos tiempos donde las regasificadoras se han convertido en infraestructuras claves para convertir el gas natural licuado (GNL) que llega a través de barcos en gas para la red, y donde el sistema eléctrico español vive pendiente del gas, se ha subido el tono con que España tenga siete plantas regasificadoras y sólo utilice seis. Por ello, El Musel es uno de los principales ‘conflictos’ energéticos en el país. En 2012, con Alberto Nadal como secretario de Estado de Energía, se paró esta planta y, desde entonces, sigue hibernada. “Una decisión absurda”, aseguran otras fuentes del sector que prefieren mantener el anonimato. “Mantenerla hibernada cuesta al año cerca de 30 millones de euros, en cambio, si la tienes activa y en estos tiempos, se puede sacar rentabilidad”, puntualiza.
Enagás es el primero que está interesado en esta posibilidad. Aunque sobre esta parálisis se culpa más a su dueño (el Gobierno). Todos los avances en la posibilidad de reabrir esta planta se han ido dilatando en el tiempo y los interesados culpan de esta demora al Gobierno central que preside el líder del PSOE, Pedro Sánchez. La última decisión sobre El Musel ha sido reabrir la planta, pero solo para almacenar gas ante la demanda de la Comisión Europea de aumentar el almacenamiento por su conflicto con Rusia. Algo que no soluciona problemas como los vividos la semana pasada.
¿Por qué se vincula a Reganosa con el PSOE?
La parte política de este conflicto energético es que en la región se considera que los últimos presidentes de Reganosa son cercanos al PSOE. “No son perfiles de primera línea política ni diputados, pero son personas que han ocupado cargos en empresas relacionadas con el Estado y que han evolucionado en la época del PSOE”, declaran desde el sector energético.
Los dos últimos presidentes han sido Jose María Paz Goday, que lideró Reganosa entre 2012 y 2019, y Carlos Collantes, el presidente en los últimos tres años. Dos directivos con “un buen perfil profesional”, según describen las mismas fuentes. No obstante, Paz Goday y Collantes aterrizaron en esta gasista, una de las pocas que comparte red en España con Enagás, desde puestos directivos en Red Eléctrica (REE), compañía que controla un 20% el Estado a través de la SEPI.
Collantes se convirtió en director de Red Eléctrica de la mano de Luis Atienza, expresidente de REE y ministro de Medio Ambiente en el último mandato de Felipe González, y se mantiene en el cargo con la llegada de José Folgado en 2012. Un directivo que también está vinculado con Javier Salas Collantes, que fue el último presidente del Instituto Nacional de Industria (INI), y que coincidió con su sobrino en REE en 2011 como consejero externo independiente.
Jose María Paz Goday se convirtió en director general de explotación de Red Eléctrica en 1988 con la llegada a la presidencia de Jorge Fabra, una de las grandes figuras energéticas del país y muy vinculado entonces al PSOE. Desde el sector se detalla que ambos presidentes de Reganosa han tenido un claro interés para que no se reabra el Musel y así evitar más competencia. Su único competidor en el norte de España es la regasificadora de Bilbao, pero en Galicia y Asturias es la principal empresa en el negocio del gas.
Reganosa concluye que estas teorías y el revuelo vinculado a la última avería son “una polémica artificial claramente alimentada con un propósito”. La empresa define como “curioso” que en los últimos ocho días hayan parado su emisión las terminales de Bilbao y Sagunto, y solo hayan trascendido las tareas llevadas a cabo en un punto del gasoducto gallego, “atribuyéndole a esos trabajos además unos efectos que en realidad no tuvieron”, sentencian desde la empresa. Un escenario que, lo que parece seguro, es que El Musel va a seguir siendo una brecha en el sector energético español.