El Gobierno sigue buscando fórmulas mágicas para incrementar la recaudación sea como sea, después de haber comprometido un gasto que, únicamente, se puede afrontar en unas condiciones económicas idílicas, que no se dan desde hace ya muchos años. José Luis Escrivá, ministro de Inclusión y Seguridad Social sigue empeñado en que los trabajadores autónomos tributen por lo que realmente ingresan y no por lo que dicen ganar, y negocia con las diferentes asociaciones del sector una reforma de las condiciones que permitan aumentar los ingresos de la Seguridad Social sin lesionar en demasía los intereses de los acogidos a este régimen.
También insiste en acabar con el límite máximo de cotización (las empresas y los trabajadores cotizan sobre un sueldo máximo de 4.139,3 euros mensuales, aunque el asalariado gane por encima de esa cantidad), pero sus posibles efectos no terminan de convencer al propio Gobierno y todo se reduce a simples declaraciones de intenciones.
El ministro trata de convencer a las partes de que por una pequeña cantidad más que se pague mensualmente a través de las cotizaciones sociales se obtienen mejores condiciones de jubilación cuando llegue la edad de dar por concluido el periodo de actividad laboral. Pero este argumento no ha seducido nunca ni a los trabajadores autónomos ni a los del régimen general, más partidarios del "vale más pájaro en mano que ciento volando".
La promesa de futuros beneficios a cambio de pequeños sacrificios diarios nunca ha terminado de convencer a los españoles. Prueba de ello es que, aunque el tema de la reforma del sistema de cotizaciones a la Seguridad Social lleva coleando desde hace muchos años, el porcentaje de trabajadores autónomos que cotiza por mínimos es en estos momentos del 85,34%, según los últimos datos recogidos por el Ministerio de Inclusión y Seguridad Social. El problema no es en sí la cifra, sino el hecho de que haya subido más de tres puntos porcentuales desde el 82,2% de 2019.
Más de 1.735.300 trabajadores autónomos personas físicas de los casi 2,04 millones adscritas al RETA siguen cotizando hoy por la base mínima. Apenas 74.621 personas (3,67% del total) cotizan por cantidades que van entre dos y tres veces por encima de este suelo y únicamente 13.722, el 0,67% lo hacen por ingresos tres veces superiores.
La promesa de futuros beneficios a cambio de pequeños sacrificios diarios nunca ha terminado de convencer a los españoles
En consonancia con lo aportado a lo largo de la vida laboral, el 79,8% de los autónomos cobra una pensión inferior al Salario Mínimo Interprofesional (SMI), situado este año en 1.000 euros mensuales por catorce pagas. La mitad de quienes tienen derecho a pensión, percibe menos de 750 euros mensuales y uno de cada seis, cobra menos de 600. Quienes se han hecho merecedores de una pensión máxima (por encima de los 2.500 euros brutos mensuales) pueden contarse sin mucho esfuerzo: son 9.230, el 0,7% del total. Si bajamos las exigencias hasta los 1.500 euros se alcanzan los 61.560 trabajadores, el 4,66%.
La situación del régimen general no es tan extrema, aunque cotizar por bases más altas, sin ser máximas, tampoco persuade a los trabajadores. En la actualidad existen once bases diferentes de cotización que varían desde los 1.125,9 euros mensuales (37,53 euros diarios) de la base mínima, a los 4.139,4 (137,9 diarios) de la base máxima de cotización.
La escala se extiende desde los trabajadores menores de 18 (incluidos en el grupo 11) hasta los ingenieros, licenciados superiores y alta dirección (grupo 1), pasando por los peones (10), oficiales de tercera, segunda y primera (grupos 8 y 9) y los auxiliares administrativos (7), subalternos (6), oficiales administrativos (5), ayudantes no titulados (4), jefes administrativos y de taller (3) e ingenieros técnicos (2).
Clasificación de los cotizantes
De los 15,23 millones cotizantes personas físicas que había en 2021 al finalizar el año, solo 1,68 millones, el 11%, lo hacen en el grupo 1, donde la cotización mínima es sobre 1.572 euros, y otros 1,286 millones, el 8,44%, en el grupo 2. El grueso de los trabajadores están encuadrados entre los grupos 8 y 11, donde la cotización mínima baja a 37,53 euros por día. Son 6,3 millones, el 41,4% del total. En los grupos 4,5,6 y 7 cotizan 5,24 millones de trabajadores. Son el 34,4%.
A lo largo de los últimos años, los porcentajes de cotizantes de los diferentes grupos de cotización no han sufrido variaciones importantes. Aquellos que están en los grupos con niveles más bajos suponían el 77,6% en 2017 y ahora son el 75,8%. Aquellos que pagan más a la Seguridad Social han pasado del 10% al 11% en el grupo 1, y del 7,86% al 8,44% en el grupo 2.
Sobre la base de estas cotizaciones, las pensiones de jubilación máximas, por encima de los 2.500 euros mensuales, son percibidas por 634.780 personas en el régimen general, un 14% del total. El 41% cobra una pensión mensual por debajo de los 1.000 euros mensuales, según los datos más recientes del Ministerio.