A RENFE Operadora se le acumula el trabajo en estos últimos días del año. Tiene pendiente la fragmentación de la mercantil actual en cuatro sociedades anónimas como antesala de la liberalización, cosa que irá ya para el año que viene; tiene, como la Cenicienta, hasta las doce del treinta y uno para sacar de la caja mágica las que de ahora en adelante serán las líneas consideradas Obligaciones de Servicio Público y, por tanto, dignas de recibir subvenciones del dinero de todos. Y, además, sacar adelante, el nuevo tarifazo que la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos aprobó ayer, para los servicios de Cercanías y los trenes de Media Distancia que hayan pasado el filtro de las OSPs mencionadas.
Casi nada; en los tiempos que corren, una subida del 3% en los trenes subvencionados equivalente a la inflación es otro mazazo que añadir al 10,9% aprobado en Mayo pasado, para los bolsillos de aquellos que menos recursos tienen, que suelen ser los habituales del transporte público colectivo, que también se van a ver afectados en Enero por otra retahíla de subidas.
Pero, con ser esto un sinsentido, un atentado a toda lógica electoral y una subida injusta, que afecta a los que menos tienen y menos van a tener, la traca final viene avalada por las recientes declaraciones de la ministra en estos días pasados, que no se ha cansado de decir a diestra y siestra, que en Enero va a abaratar los precios del AVE, bajo el peregrino argumento que muchos españoles todavía no se habían subido a un AVE y que el AVE no es un tren accesible por su precio, al bolsillo de muchos españoles.
Pues, ministra, hágalo menos costoso para que pueda ser más barato. No le decimos que abarate la infraestructura y los trenes que otros compraron, porque ello es ya imposible, pero sí, desvístalo de todos los oropeles que lo rodean. La clase Club es otra pasada, que suele ir vacía y está restando potenciales ingresos de otros posibles viajeros de clase más humilde. Reduzca el nº de coches de esa clase y transfórmelos en coches de clase preferente o turista. Haga otro tanto con los servicios de comidas a bordo, que malamente da tiempo a prestar en tiempos tan reducidos de viaje. Elimine la competencia desleal que le hacen los trenes AVANT a los trenes AVE, cual Saturno que devora a sus hijos. Haga que sus gestores de RENFE pongan en práctica una cosa que les gusta muy poco: una eficaz política de reducción de costes, porque, claro, con los sindicatos, los proveedores y el propio ministerio, han topado.
Mire, por no viajar, muchos españoles no han salido de su pueblo y no tienen ni Cercanías, ni Regionales, ni autovías y, malamente, un autobús a su capital. Sus pensiones o su paro no da para más. No se escude en ellos para tapar una desastrosa política de sus antecesores, meta en el paquete a su antecesor el señor Álvarez Cascos, que se pusieron estupendos haciendo y deshaciendo auténticos desatinos a su antojo. Ahora hay que llevar los trenes medio llenos (llenos, ni gratis), a costa de abaratar los precios y poner en la picota la rala y escasa rentabilidad de algunas relaciones, sólo cuatro, de Alta Velocidad. No desvista un santo, para vestir otro.
En definitiva, ministra, se mete en la boca del lobo: un gobierno conservador que recorta servicios a los usuarios rurales, sube el precio a éstos y a los currantes de las cercanías y dice querer bajar el precio a los usuarios del AVE, que son los señoritingos de esta película es ponérselo en bandeja a la oposición e inentendible, salvo lo ya dicho. Pero éste no es el camino. El camino son buenas políticas comerciales, buenos sistemas de gestión de precios y maximización de ingresos, y buenas políticas de reducciones de costes. Ah, y no diga bajar precios, cuando quiere decir yield/revenue management. No nos intente engañar. Los precios ya, ni se suben, ni se bajan, se gestionan. Lo que unos pagan, otros lo dejan de pagar. Que acierte y tenga más suerte en 2013.