Economía

Ribera busca convencer a Italia y Francia para cumplir su sueño europeo sin arriesgar su puesto en el Gobierno

La postura antinuclear y las críticas a Meloni durante la campaña dificultan la carrera de la vicepresidenta a liderar la agenda verde de la Comisión durante los próximos cinco años

  • La vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, a su llegada a La Moncloa -

Teresa Ribera es la gran baza de España para el nuevo Gobierno europeo. Con la salida de Josep Borrell de la Comisión Europea, su candidatura toma fuerza como la encargada de ocupar ‘el cupo’ español en el equipo de Úrsula Von der Leyen con sus credenciales para asumir la ‘agenda verde’ comunitaria. El objetivo ahora es convencer a algunos vecinos con los que sus ideas no se han casado durante la crisis energética. 

“Demasiado activista y demasiado socialista”, definía un ministro europeo a Teresa Ribera en el artículo de Financial Times. El activismo se le asocia con asuntos como la energía nuclear. Ribera pasará a la historia como la ministra española que firmó con las compañías energéticas el cierre ordenado de las centrales españolas antes de 2035. Pero, en Europa, se le recuerda por su oposición a la inclusión de la energía nuclear en la llamada taxonomía verde comunitaria, ese criterio para que los proyectos de inversión puedan recibir fondos europeos. 

Una ‘fobia’ que es incompatible con Francia. El gran país nuclear europeo no puede permitirse el lujo de respaldar una comisaria que no les ayude con sus necesidades de renovación de su parque nuclear de 56 centrales. Una controversia que ya se vivió con la candidatura de Nadia Calviño a presidir el Banco Europeo de Inversiones (BEI), donde el respaldo francés era clave. Ribera respaldó entonces que las nucleares recibieran subvenciones. 

Una decisión que muestra un ‘cambio de sensibilidad’ en Europa que en España no se ha producido. El frente francés tiene otro asunto sensible para Ribera: los agricultores. Las protestas del pasado año apuntan a las políticas verdes de la Unión Europea, una estrategia en la que Ribera no quiere dar ni un paso atrás. 

Es más, su discurso es que hay que ir mucho más allá en la toma de decisiones para frenar el cambio climático. Uno de los sectores más afectados por el coste de la transición energética, con gran fuerza en el país vecino, que amenaza con volver a bloquear Bruselas si su políticas siguen afectando a su producción en favor de las importaciones de países no comunitarios.

El gas y la derecha italiana 

La campaña electoral para las elecciones al Parlamento Europeo fue un desgaste para Teresa Ribera. El camino más sencillo para llegar a Bruselas era no ocupar la cabeza de lista del PSOE en las europeas y optar a la Comisión al finalizar las elecciones. Pero hay sacrificios por el partido y por el presidente que son necesarios. 

Su campaña estuvo marcada por los reproches a Von der Leyen, la cual ahora quiere que sea su jefa, por pactar con la ultraderecha que lidera la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. Una insinuación que no sentó mal en Italia, el país que controla la segunda mayor eléctrica española: Endesa. 

Es decir, uno de los afectados por el ‘impuestazo’ a las energéticas y con una defensa de pausar la velocidad de la transición energética para no poner ‘palos en la rueda’ a una industria italiana que se mueve gracias al gas natural. Unos hidrocarburos a los que Ribera, y el ‘plan verde’ de la Comisión, quiere dar carpetazo en 2050. 

Acción por el Clima

La opción que más fuerza tiene es que Teresa Ribera sea la nueva comisaria de Acción por el Clima, puesto que hasta ahora ocupaba Wopke Hoekstra, como posicionan medios como el Financial Times. Su gran rival para ello parece ser el francés Thierry Breton, hasta ahora comisario de mercado interior. La cartera de Energía tiene como gran candidato al actual vicepresidente Maros Sefcovic.

Pedro Sánchez y Teresa Ribera en el Congreso.
Pedro Sánchez y Teresa Ribera en el Congreso.EUROPA PRESS / Eduardo Parra.

Sánchez es el gran valedor de Ribera. El presidente necesita un nuevo representante en la Comisión Europea. Teresa Ribera ha sido uno de sus grandes puntales en Bruselas con ‘victorias’ como el tope al gas con Portugal. No obstante, según explican fuentes gubernamentales, Ribera se mantendrá en su cargo de vicepresidenta tercera hasta que su nombramiento sea oficial. 

Si no lo consigue, su silla en el consejo de ministros está asegurada. Ribera es una de las personas de más confianza del presidente y si su candidatura no prospera se mantendrá con uno de los brazos fuertes del Ejecutivo hasta el fin de la legislatura. 

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