"Desarrolla usted una imagen en la que yo no sé si España es un país atractivo para las vacaciones. Nos habla de un país lleno, saturado, hasta el punto que los ciudadanos están hartos de turistas, con playas donde el único mar que se ve es el mar de gente en la arena, y demanda usted un cambio de modelo". Así interpelaba el corresponsal de la radio Deutschlandfunk, Hans-Günter Kellner, al presidente de la patronal turística española en un encuentro público esta semana. Sus palabras contribuían a lanzar una duda. ¿Son bienvenidos los turistas en España? ¿Pueden los alemanes, británicos, franceses, italianos que conforman el core de los ingresos turísticos del país seguir viniendo y esperar una buena disposición en este país?
"Debe dejar de priorizarse la economía turística que consiste en traer más y más visitantes. El nuevo Gobierno debe tener en cuenta los impactos"
Las preguntas de Kellner no venían de la nada, sino que eran la contestación a las duras palabras de José Luis Zoreda, presidente de la patronal turística Exceltur, minutos antes. "El modelo turístico es insostenible con estas intensidades de llegada de turistas. La saturación en algunas zonas es alta y parte de la ciudadanía se está poniendo en contra del turismo porque cree que no le favorece. El Gobierno celebra como un triunfo cada récord en llegada absoluta de turistas sin reparar en que estos turistas cada vez gastan menos. No debemos seguir vanagloriándonos de tener cada vez más visitantes. Si no conseguimos que la ciudadanía empatice con el turismo vamos en dirección contraria. Y en las zonas más turísticas como Barcelona o la isla de Mallorca hay preocupación ciudadana". En estos términos se expresaba el presidente de la patronal turística Egatur esta semana. Sus palabras despertaron la lógica duda sobre lo acogedora que es España para el periodista de la radio germana por lo que Zoreda tuvo que puntualizar: "No me entiendan mal. Todos los turistas son bienvenidos".
España ha apostado por compatir en precios en los últimos 4 años -gracias al impulso de la reforma laboral que ha permitido bajar costes laborales- y ha conseguido un sector ultracompetitivo, pero que paga mal a sus trabajadores (la encuesta de estructura salarial del INE confirma que los empleados de hostelería y turismo tiene los sueldos más bajos). España sufre, en palabras del economista Moisés Martín, "la maldición de nuestro recurso, porque mientras funcione es muy difícil convencernos de que hay que dejar de invertir en un sector que tiene muy poco valor añadido y donde la competencia de precios es brutal. Este crecimiento en hostelería ingresa divisas y da empleo, pero genera una barrera muy importante. Y no conseguiremos tasas de facturación y crecimiento del turismo pensando que los chavales que van a la Costa Brava a hacer 'balconing' quieren otra cosa. Si no pueden hacer 'balconing' en la Costa Brava, lo van a hacer en Croacia. La bajada de los precios de los transportes y la situación de nuestros competidores directos nos ha disparado, pero nuestro turismo es una commodity y por ahí no podemos crecer más. La inversión fundamental de la economía española no debería ir por ahí, pues ya es el 11% del PIB".
"En algunas zonas de España el problema ya está aquí desde hace tiempo y los alojamientos vacaciones (Airbnb pero también otros) no han hecho sino empeorarlo. De ahí que el ayuntamiento de Ada Colau haya decidido lanzar una consuta pública para preguntar a sus ciudadanos cuál es el futuro del modelo turístico que quieren", aseguró el director de estudios de la patronal Óscar Perelli. Este año, un año más España ha vivido las imágenes del SalouFest, ocurrido durante semana santa en Salou (Tarragona), con imágenes reiteradas de turismo de borrachera que no ayudan a buscar un turista de mejor nivel.
Las low cost impulsan turistas low cost
El gasto turístico medio está estancado, cuando no retrocede en algunas nacionalidades. "El gasto por turista lleva cayendo desde hace más de 10 años, es una tendencia que parece no tener freno", asegura Perelli. Las aerolíneas de bajo coste impulsan este tipo de visitantes: los que buscan una estancia de pocos días ajustando al máximo el gasto. Sin embargo, la caída de precios en este primer trimestre ha sido notable en las aerolíneas, y han conseguido "traer a España más turistas que nunca, con una rentabilidad más baja que nunca".
"Debemos de cambiar de política turística, enfocándonos más en el visitante de alto nivel que hay en nuestros países vecinos"
En 2007, cada turista que visitaba España gastaba 949 euros. En 2012, esta cifra apenas había subido a 966, lo que descontando la inflación da una caída como resultado. Tres años más tarde, en el último año el gasto es de 1.063 según Egatur, pese a todo, la patronal considera esto un estancamiento del gasto que no va en consonancia con el ingente crecimiento de llegadas. El gasto de los alemanes, la segunda nacionalidad que más viene a España, ha caído por ejemplo más de un 11% durante el año pasado.
"Debemos de cambiar de política turística, lo cual no significa necesariamente que tengamos que enfocarnos a países asiáticos o a Norteamérica, pues estas llegadas son insignificantes comparadas con el total. Aunque es cierto que los turistas asiáticos gastan mucho más que la media cuando vienen a España, hay que tener en cuenta que ellos hacen turismo sólo de grandes ciudades y apenas dejan dinero en las zonas turísticas. Además, si lo que adquieren es sobre todo productos de lujo que aquí importamos, la rentabilidad no es tanto como nos quieren hacer creer", ha dicho Zoreda, haciendo una referencia implícita a los mensajes reiterados de empresas como Global Blue, muy interesadas en que aumente la llegada de turistas de alto standing ya que realizan devoluciones de IVA.
Por el contrario, ha proseguido, hay que centrarse en los turistas de alto poder adquisitivo de nuestros países vecinos, "los que más cerca tenemos y que mejor nos conocen", para tratar de ofrecerles servicios a su gusto. No está claro que esto se vaya a conseguir pero es la obligación del sector público y privado intentarlo, asegura Zoreda.