El Gobierno incumplirá este año el objetivo de déficit pactado con Bruselas (del -1,3% del PIB) pero asegura que sí podrá ajustarse al objetivo del -2% que había estimado en su Programa de Estabilidad y Crecimiento (remitido a la Comisión Europea en abril), sin embargo para 2020 no podrá lograr su propia meta del -1,1% del PIB (mucho menos la del -0,5% de Bruselas) y se justifica achacándolo a la falta de Presupuestos.
Considera el Ejecutivo que si hubiera podido formar Gobierno y aprobar unos Presupuestos de 2020 -basados en los de 2019- contaría con un paquete de medidas de ingresos (reformas tributarias y nuevos impuestos como la 'tasa Google' o la 'tasa Tobin') con las que contrarrestar políticas de gasto que sí va a llevar a cabo (como la subida de las pensiones con el IPC real o el alza de sueldos de los funcionarios). La ausencia de esas medidas son las causantes, en su opinión, de que el déficit público vaya desviarse hasta el -1,7% del PIB a cierre de 2020.
Esto supone un agujero de unos 20.400 millones, que el Gobierno cree que sería 7.000 millones inferior si hubiera podido contar con sus cuentas.
"El escenario inercial no incorporará ninguna medida por el lado de los ingresos, es decir, no incluirá el paquete tributario que acompañaba al proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2019, ni la creación de las nuevas figuras tributarias, que sí se incluyeron en el Programa de Estabilidad al considerar que se retomarían en el nuevo presupuesto para 2020", explica el Ejecutivo en su Plan Presupuestario 2020.
Cuando en abril el equipo de Pedro Sánchez elaboró dicho plan contaba con que tendría tiempo de formar Gobierno y aprobar unos nuevos Presupuestos para 2020, que en la práctica serían los mismos que había planeado para 2019 y que no llegaron a ver la luz.
Objetivos poco realistas
El Ejecutivo de Sánchez no consiguió aprobar en el Senado su propuesta de senda fiscal, donde la mayoría absoluta del PP le obligo a comprometerse a reducir el déficit hasta el -1,3% del PIB en 2019 y al -0,5% del PIB en 2020.
En ese momento, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, aseguró que no era un objetivo realista y, de hecho, en el Programa de Estabilidad y Crecimiento remitido a Bruselas en abril recogió que el déficit sería del -2% del PIB este año y del -1,1% el próximo.
El primer objetivo sí parece que ha podido cumplirlo (aunque las instituciones insisten en que el déficit público no cerrará el año en el -2% sino en el -2,4% del PIB), pero el propio Ejecutivo reconoce que en el año próximo el desvío se irá hasta el -1,7% del PIB.
"En este contexto, el escenario inercial para 2020 resultaría en un déficit público del 1,7% del PIB. Si bien, es voluntad del Gobierno, presentar una actualización del Plan Presupuestario con la orientación fiscal prevista para 2020 tan pronto sea posible".