La situación económica en Argentina ha hecho sonar todas las alarmas. La fuerte devaluación de su divisa ha provocado que su presidente, Mauricio Macri haya tenido que acudir al FMI para acceder a un préstamos y así frenar la fuerte presión inflacionista provocada por estos motivos y por la subida de tipos de interés de hasta el 40%, en tres alzas y en menos de una semana.
Ante este escenario, el departamento de análisis de banca privada del Santander ha considerado oportuno realizar un informe en el que explica que las dudas que ha suscitado Argentina obedecerían sólo a factores idiosincrásicos y por tanto, "no serían extrapolables a otros países de latinoamericana, ni a otros emergentes".
Esta misma fuente considera que los respectivos bancos centrales sí han hecho "los deberes" en materia de control de precios, "a costa de sacrificar su crecimiento". Por otro lado, hace hincapié en que Argentina no está incluido en el índice de emergentes de MSCI, "lo que acota sensiblemente su capacidad de contagio".
La conclusión a la que ha llegado este departamento es que esta crisis ayuda a tener en cuenta que se debe acentuar más el enfoque en activos de renta fija de emergentes. Además, subraya que la modalidad en divisa fuerte sigue ofreciendo rentabilidades muy ajustadas y no remunera a día de hoy el riesgo asumido.
Negocios en Latam
Cabe destacar que Brasil se ha convertido en el primer mercado en el mundo de la entidad presidida por Ana Botín y Santander Río, la filial del grupo español en Argentina, es el primer banco privado del país por volumen de créditos y depósitos, cuenta con 3,6 millones de clientes, cerca de 480 oficinas y más de 9.000 empleados, después de adquirir el negocio minorista de Citi.
Esta operación le permitió sumar más de medio millón de clientes, 70 sucursales y obtener un beneficio neto de 359 millones de euros en 2017, un 14% más en euros constantes, gracias al aumento de los ingresos de clientes, que compensaron los gastos por la integración.