La subida del precio de los combustibles ha sido especialmente notable en el caso del diésel, ya por encima en precio de la gasolina. Por ello, aunque el consumo por lo general resulta más ajustado que versiones similares de gasolina, el coste de desplazamiento empieza ya a igualarse como nunca antes lo había hecho y, además, sitúan a los híbridos enchufables como una alternativa cada vez más interesante por su eficiencia.
En uno de los segmentos tradicionalmente más volcados con el diésel, el de los SUV, la alternativa de los híbridos enchufables cobra cada vez más protagonismo. Con los precios actuales, comprobamos en dos modelos de última generación, CX-5 y Grandland, las diferencias en el coste de utilización de uno y otro SUV, ambos con un precio ligeramente por encima de los 41.000 euros, cambio automático y tracción delantera. Un coste que cambia mucho en función de cómo se utilice el sistema híbrido/eléctrico del SUV de Opel.
Mazda CX-5 2.2 Skyactiv-D
El SUV más grande de Mazda recibe una pequeña puesta al día en varios aspectos. Estéticamente cambian los parachoques, la parrilla y las formas de los grupos ópticos, además de incorporar nuevas llantas ahora siempre de 19 pulgadas. En el habitáculo, se han rediseñado los asientos delanteros para mejorar el confort a costa de perder algo de sujeción lateral y adopta cargador inalámbrico para teléfonos móviles. No cambia la amplitud, que sigue siendo destacable en las plazas traseras, pero sí el maletero, que supera de largo los 510 litros.
La gama de motores mantiene la misma oferta que antes, destacando por su mejor dinamismo las versiones diésel, en especial este 2.2 Skyactiv-D de 184 CV asociado al cambio automático de seis velocidades. No tan refinado pero sí más prestacional que los de gasolina, cuenta con dos turbocompresores y una entrega de potencia claramente más intensa tanto a bajo como medio régimen.
Sobre el asfalto, hay pequeñas modificaciones en el chasis buscando mejorar el confort de marcha. Se ha aumentado la rigidez de la carrocería y se han sustituido los muelles, mejorando la capacidad de absorción de pequeñas irregularidades sobre asfaltos en mal estado. Sigue destacando por su agradable y confortable rodar en largas distancias y por el buen tacto de la dirección al moverte entre curvas. No es especialmente ágil, pero mantiene un buen aplomo y transmite mucha confianza en sus reacciones.
Una versión que combina suavidad de conducción, un elevado confort de marcha y una economía de consumo que, con la desorbitada subida de precios del gasóleo, ya no goza de las diferencias que se daban años atrás respecto a los modelos de gasolina, y en especial ahora en comparación con lo que se está convirtiendo en una alternativa cada vez más demandada, la de los motores híbridos enchufables, con mejores rendimientos que los 100% de gasolina.
En carretera, el rendimiento de sus 184 CV se traduce en un rodar muy vivo, en especial en trazados abiertos donde mantener velocidades altas resulta especialmente sencillo por la respuesta del motor diésel de 2,2 litros a bajo y medio régimen, recuperando el ritmo desde velocidades bajas con enorme rapidez apoyado en los más de 400 Nm de par máximo. Un diésel que logra en este SUV de 1.700 kilos unos consumos ajustados para el peso, dimensiones y rendimiento dinámico, que manteniendo velocidades más o menos estables de marcador entre 120 y 130 km/h se sitúan en poco más de siete litros y medio.
El coste, a los precios actuales de combustibles, unos 15 euros cada cien kilómetros recorridos en carretera, un consumo que en el día a día urbano en ciudad conduciendo de forma suave sin buscar rápidas aceleraciones puede bajar a unos seis litros o, lo que es lo mismo, unos 12 euros por cada cien kilómetros en ciudad.
FICHA TÉCNICA:
VERSIÓN CX-5 2.2 Skyactiv-D 2WD 6AT Homura; MOTOR Diésel, 4 cilindros, turbo; CILINDRADA 2.191 cm3; POTENCIA MÁXIMA 184 CV a 4.000 rpm; PAR MÁXIMO 445 Nm a 2.000 rpm; CAMBIO Automático de 6 vel.; VELOCIDAD MÁXIMA 210 km/h; ACELERACIÓN 0-100 KM/H 9,3 s; CONSUMO EN RECORRIDO PRUEBA 7,6 l/100 km; AUTONOMÍA 700 km; DIMENSIONES 4.575 / 1.845 / 1.685 mm; NEUMÁTICOS 225/55 R 19; PESO EN VACÍO 1.703 kg; MALETERO 510 l; PRECIO 41.400 €
Opel Grandland PHEV
Una alternativa que desplaza cada vez con mayor rapidez a las versiones diésel, incluso en el segmento que más demanda de estos motores ha tenido hasta no hace mucho. Y es que la llegada de los híbridos enchufables como este Grandland PHEV, más aun ahora que amplía su capacidad de moverse en modo eléctrico puro, llega a poner en entredicho el hasta ahora menor coste de desplazamiento que ofrecían los modelos diésel.
Un Grandland que se ha actualizado en mayor medida de lo que lo ha hecho el CX-5, con una novedosa estética que adopta el lenguaje de diseño que Opel inició con el Mokka y, sobre todo, con el nuevo Astra. Un nuevo diseño en el que destaca la parrilla frontal prácticamente carenada y de color negro y su integración con los faros, con los que parece formar una única pieza. Sin duda una puesta al día que refuerza mucho la personalidad de este SUV, tan marcada casi como el nuevo interior.
Y es que este cambia de manera casi radical y, como el exterior, se asemeja al diseño del Mokka. Cuenta con dos pantallas, una de 12 pulgadas para la instrumentación y otra más pequeña, de hasta 10 pulgadas para el sistema multimedia de la consola central. Las dos pantallas están dispuestas una a continuación de la otra, formando lo que Opel denomina «Pure Panel», ofreciendo un interior sin duda muy vanguardista.
Una vez en marcha, en ciudad sin duda el Grandland PHEV mejora mucho el confort y agrado de conducción del CX-5 diésel. Con su mayor autonomía eléctrica puedes llegar a cubrir con cada carga de batería casi 50 kilómetros en el mejor de los casos, conduciendo de forma “eficiente” aprovechando la instantánea respuesta del motor eléctrico. Cargándola en un enchufe doméstico en tarifa nocturna el coste de utilización baja mucho respecto al CX-5 diésel. A un precio de 0,20 euros/kWh, esos primeros 50 kilómetros supondría unos 2 euros, tres veces menos que con el diésel. Si subimos el kilometraje en un uso diario a 100 kilómetros, la entrada el funcionamiento del motor de gasolina supondría sumar unos 7 euros más de gasolina para un coste medio de 9 €/100 km.
Sin duda, en ciudad el Grandland enchufable gana la partida por agrado y economía de consumo. ¿Y en carretera? Algo más pesado que el CX-5, el confort que ofrece de marcha es muy elevado, quizás un punto por debajo del SUV japonés en comportamiento en curva por su mayor peso con algo menos de agilidad pero ofreciendo un rodar sin duda de mucha calidad para afrontar largos viajes a sus mandos.
Con 225 CV sus prestaciones sin embargo no están muy por encima de las del CX-5 diésel de 184 CV, y dejarle atrás requiere exprimir el modo Sport al máximo para lograrlo. Si comienzas el viaje con la batería cargada al máximo y circulando en el modo Hybrid, recorres algo más de 100 kilómetros con un rendimiento sin duda muy bueno antes de que se agote la batería. En estas condiciones el consumo medio puedes situarlo en unos 6 l/100 km, lo que supone un coste más bajo que en el caso del diésel.
Una vez agotada la batería, ya como un híbrido normal, el Grandland sube el consumo a ritmos constantes de 120-130 km/h a alrededor de 8 l/100 km, cifra que implica un coste similar al del CX-5 ahora que la gasolina está en precio por debajo del gasóleo.
FICHA TÉCNICA:
VERSIÓN PHEV 1.6 Turbo GS Line EAT8; MOTOR Gasolina, 4 cilindros + eléctrico de 110 CV; CILINDRADA 1.598 cm3; BATERÍA 13,2 kWh; POTENCIA CONJUNTA 225 CV; PAR MÁXIMO 360 Nm; CAMBIO Automático de 8 vel.; VELOCIDAD MÁXIMA 225 km/h; ACELERACIÓN 0-100 KM/H 8,9 s; CONSUMO EN RECORRIDO PRUEBA 7,9 l/100 km; AUTONOMÍA 544 km; DIMENSIONES 4.477 / 1.856 / 1.609 mm; NEUMÁTICOS 205/55 R 19; PESO EN VACÍO 1.875 kg; MALETERO 390 l; PRECIO 41.550 €