La Gran Recesión ha tenido, en parte, raíces inmobiliarias. Por ese motivo, la Comisión Europea ha realizado un estudio detallado del ajuste que ha vivido el ladrillo en los diferentes países. La conclusión es sorprendente: España es, tras 7 años de caídas del mercado inmobiliario, el país en el que el precio de la vivienda está más ajustado a su precio objetivo.
La Comisión Europea compara la caída que ha vivido el mercado inmobiliario durante esta crisis con los que han sufrido cada uno de los países a lo largo de ciclos pasados. El mapa de desviaciones de precio deja a España en el centro de la diana, es decir, sin apenas sobrevaloraciones de precio y sin más correcciones necesarias.
El análisis histórico de la CE dibuja dos ejes:
- Los países por debajo del eje horizontal han corregido sus precios demasiado y tienen vivienda históricamente barata (Portugal, Holanda, Eslovaquia y Dinamarca, entre otros) mientras que quienes están por encima todavía necesitan experimentar rebajas de precio (Italia, República Checa, entre otros).
- Los países a la derecha del eje vertical tienen potencial de subidas (Estonia, Alemania, Hungría, Irlanda y Croacia, entre otros) mientras que el potencial de revalorización es más bajo cuanto más a la izquierda del eje se encuentran (Reino Unido, Bélgica, etc.)
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Según ese análisis histórico, España no presenta ya ninguna desviación con respecto a los precios históricos de la vivienda e incluso plantea un pequeño potencial de revalorización de entre el 1 y el 2% de los precios actuales a medio plazo, según la Comisión.
Una caída de precios histórica en España
Los precios de la vivienda han caído casi un 40% desde que comenzó el ajuste del mercado inmobiliario. Según los datos de la UE, la caída en el precio de la vivienda en España ha cuadruplicado como mínimo año a año a la de la media de la Unión Europea. Así, en el año 2010 registró caídas de precio del 3,6% que llegaron al 9,9% de caída al año siguiente y que tocaron un 16,8% de retroceso en 2012. El año pasado esa caída de precio fue menor y quedó sólo 7,4%. Sólo Irlanda registra tasas de caída similares a las del crack inmobiliario español.