Prisa anunció hace unos días que había alcanzado un acuerdo con Pluris Investments para desprenderse del 30,22% de su filial Media Capital. En la nota que difundió entonces, el grupo de los Polanco explicó que había valorado el total de la empresa portuguesa en 130 millones de euros, lo que supone un descuento del 70% sobre su precio de mercado hace tres años, cuando se inició el proceso de venta. Este periodo ha estado marcado por el progresivo deterioro del sector de la televisión en abierto -Media Capital es un grupo audiovisual- y por la reciente crisis del coronavirus, dos factores que han contribuido a la devaluación del activo.
Hace tres veranos, Prisa llegó a un acuerdo con Altice para deshacerse de esta filial y así reducir su deuda financiera. Por entonces, la valoración de la misma ascendía a 440 millones. La participación de Prisa, descontando deuda y algún otro concepto contable, se tasó en 321 millones de euros.
Después de que las autoridades de competencia portuguesas tumbasen la operación, Prisa llegó a un nuevo acuerdo con Cofina con una rebaja sustancial: Media Capital se valoró en 255 millones y la participación de la compañía española, también sin deuda, en 170,6 millones. El plan es que el comprador lanzase una OPA con la bendición del consejo de Administración de Prisa.
Cabe señalar que en el caso de los dos primeros compradores, Altice y Cofina, ambos tenían previsto adquirir una participación mayoritaria y, por lo tanto, de control. En el caso de Pluris se trata de un paquete minoritario, por lo que no hay prima de control y eso deriva en que la valoración global de la compañía sea sensiblemente inferior.
La convulsa marcha atrás de Cofina
La venta a Altice la frenaron las autoridades, pero en el caso de Cofina fue la propia compañía la que se echó para atrás. En marzo, esta empresa portuguesa dedicada al negocio de los medios de comunicación anunció al mercado que no era capaz de completar la ampliación de capital que tenía prevista para afrontar la operación por el impacto del coronavirus.
Este lunes, la Comisión Nacional del Mercado de Valores de Portugal (CMVM, por sus siglas en portugués) dio un toque a Cofina por esta decisión, que considera injustificada. La ley permite dar marcha atrás a una OPA, pero solo en circunstancias muy concretas. La CMVM ha dado a Cofina un plazo de diez días para que presente sus alegaciones y justifique su 'espantada'.
De forma paralela, Prisa ha iniciado un procedimiento arbitral contra Cofina en la Cámara de Comercio e Industria portuguesa (CCIP) para reclamar 10 millones de euros en concepto de garantía de la operación. Para esta batalla legal se ha armado con los abogados de Gómez-Acebo & Pombo, Pérez-Llorca y Vieira de Almeida.
Un duro golpe para Prisa
Hay que tener en cuenta que la retirada de Cofina se produjo en un momento complejo, como fue en las jornadas previas a la declaración del estado de alarma, lo que generó una tormenta perfecta que descargó sobre las acciones de Prisa, que en unos días perdieron más de la mitad de su valor.
Acusaron, pues, el doble efecto del pánico bursátil que desató el coronavirus y del fracaso de una operación que el mercado había dado por descontada.
El 10 de marzo, los títulos de la compañía presidida por Javier Monzón valían 1,26 euros. Una semana después, cerraban la sesión a 55 céntimos. Actualmente, lo hacen a 61.
Hay que recordar que la anterior crisis económica mundial le pilló a Prisa en una situación todavía peor, pues acababa de completar la OPA sobre el 100% de Sogecable y su nivel de endeudamiento había incrementado hasta más allá de los 4.000 millones de euros.
Juan Luis Cebrián dijo con posterioridad que el objetivo era deshacerse de esta compañía audiovisual mediante una nueva operación; sin embargo, el derrumbe de Lehman Brothers y la larga recesión que generó imposibilitó ese movimiento, lo que generó una situación crítica en la editora de El País de la que todavía trata de recuperarse. Su deuda es actualmente superior a los 1.000 millones de euros, mientras que su valor bursátil es de 430 millones.