El desplome de las ventas de coches en España ha llevado a que el global de todo el pasado mes de abril haya sido el mismo que un solo día de cualquier mes anterior a la crisis del coronavirus. Y es que la crisis del coronavirus ha hundido las matriculaciones un 96,5 % hasta las 4.163 unidades, cifra similar a la de un sólo día en circunstancias normales, según el sector, que pide la puesta en marcha de un plan de ayudas a la compra dotado de 400 millones de euros.
No en vano, abril ha marcado la peor cifra de matriculaciones de los últimos 20 años. “Nunca en la historia reciente del país se había registrado una cifra tan baja de venta de turismos", según las asociaciones de fabricantes (Anfac), de concesionarios (Faconauto) y de vendedores (Ganvam), cuyos datos revelan que también se trata de una bajada sin precedentes. Un desplome en el cuarto mes del año que llega después de que en marzo las ventas retrocedieran casi un 70% lo que ha situado el retroceso en el primer cuatrimestre en prácticamente un 50% respecto al año anterior, con 222.866 unidades matriculadas frente a las 436.307 de 2019.
La apertura de los concesionarios a lo largo de esta semana mediante cita previa si no superan los 400 metros cuadrados y a partir del 11 de mayo todos ya sin cita previa permitirá registrar más entregas en mayo, "si bien las ventas no comenzarán a recuperarse hasta después del verano y siempre con cifras inferiores a las registradas en 2019", según señalan desde el sector.
400 millones de euros en ayudas
Con estas cifras casi dramáticas para el sector, las principales asociaciones del motor -Anfac, Faconauto, Ganvam y Sernauto (componentes)- se van a reunir mañana miércoles de forma telemática con las ministras de Industria, Reyes Maroto, y Transición Ecológica, Teresa Ribera, para pedir con urgencia la puesta en marcha de un plan de choque con el que superar la crisis de ventas provocada por el coronavirus.
Entre otras medidas, van a plantear al Gobierno un plan de ayudas directas a la compra de vehículos por valor de 400 millones de euros con el fin de incentivar la demanda tras el descalabro de las durante los casi dos meses que llevamos de estado de alarma y la más que previsible ralentización en los próximos meses por la caída de la confianza de los consumidores y las consecuencia de la enorme pérdida de empleos que está sufriendo el país.
Se trataría de un plan que, a diferencia de los actuales planes MOVES que están centrados en vehículos de energías alternativas e infraestructuras de recarga eléctrica, serían ayudas dirigidas a todas las tecnologías, incluidos los motores de gasolina y diésel más eficientes. Está previsto que en su segunda edición, el MOVES cuente con una dotación de 65 millones de euros, el 40% más que el anterior, y también podrán optar a estas ayudas aquellos que no puedan entregar un vehículo de más de diez años para su achatarramiento, condición indispensable en la anterior convocatoria.
Estas ayudas que ahora demandan las patronales del sector para todos los tipos de tecnologías con el fin de renovar el parque móvil serían en la práctica similares a los anteriores Planes PIVE que comenzaron hace ocho años, y que se diseñaron para incentivar la demanda durante la crisis económica. En sus diferentes ediciones, que estuvieron en marcha entre 2012 y 2016, estos planes contaron con una dotación total de 1.115 millones de euros y se beneficiaron caso 1,2 millones de compradores que, para poder acogerse, debían entregar un vehículo con más de diez años de antigüedad.
Ya a comienzos de abril, dieciséis asociaciones de la automoción reclamaron en bloque al Gobierno un plan de choque con medidas "urgentes y específicas" para ayudar a remontar a un sector cuya actividad se vio paralizada por el covid-19, algo que no ha llegado a plasmarse en ningún momento. Junto a los incentivos a la demanda, piden también mecanismos para elevar su liquidez, medidas fiscales para reactivar el mercado, flexibilidad laboral y medidas para impulsar la inversión.
Según el sector, de no aprobarse un plan de choque, 2020 cerrará con una caída de ventas de entre el 40 y el 45%, hasta las 700.000 unidades, y la producción de España, noveno fabricante mundial, retrocederá un 25% y apenas alcanzará los 2 millones de unidades. Además, defienden que las ayudas a la automoción tienen un retorno muy positivo, tanto en términos económicos, porque por cada euro aportado se recaudan 1,7 euros en ingresos fiscales, como en términos medioambientales, pues contribuyen a la reducción de emisiones de CO2 al achatarrar vehículos más viejos.