Entre el 60 y el 70 por ciento de las medidas de la Troika son apropiadas. Así lo ha admitido el ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, en un nuevo paso atrás del Gobierno de Syriza tras haber renunciado a la cancelación de una parte de la deuda. Y esta vez lo hacía en una rueda de prensa celebrada este jueves en Berlín, ante el rostro severo del ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, quien simplemente manifestó que "sólo estaban de acuerdo en que estaban en desacuerdo".
Schäuble insistió en que los compromisos adquiridos con la Troika tenían que cumplirse. En cambio, Varoufakis lo vio de otro modo y comentó que durante las dos horas de reunión habían llegado a la conclusión de que tenían que seguir negociando. Al parecer, el asunto de una quita de la deuda no fue tratado. Máxime cuando el problema de Syriza ahora es conseguir financiación para las próximas semanas y meses.
Tal y como recoge la agencia Efe, la propuesta de Varoufakis es lograr un "programa puente" hasta mayo que le brinde un poco de espacio con el que negociar una solución duradera para la crisis de su país. "Exigimos una oportunidad para mostrar nuestras propuestas", aseguró el titular de las cuentas griegas.
A pesar de las difíciles circunstancias en las que se encuentra Atenas, el ministro de Finanzas griego no dudó en enviar un mensaje electoralista a casa a la par que un tanto irritante en Alemania: "En Alemania han solucionado el problema del nazismo. Pero nuestros amigos alemanes deben tener en cuenta que yo regreso a un país en el que la tercera fuerza política es neonazi. Grecia se está conviertiendo en la Alemania de los años 30", sentenció un vehemente Varoufakis.
Varoufakis ha pedido a los alemanes que confíen en que el nuevo gobierno griego hará propuestas "razonables"
Las declaraciones de ambos han tenido lugar en la rueda de prensa conjunta tras su encuentro en Berlín, dentro de la gira relámpago que en los últimos dos días ha llevado al representante griego a Roma, París, Fráncfort y Londres. Varoufakis reconoció que sus socios incluso han dado demasiado dinero a Grecia, pero que éste se había concedido para un fin más bien equivocado: "Servir una deuda insostenible".
Varoufakis pidió a los alemanes que confíen en que el nuevo gobierno griego hará propuestas "razonables", no realizará maniobras tácticas y se comprometerá con reformas macroeconómicas eficientes. Además, afirmó que no quiere descartar el programa de rescate completamente, pero sí cambiar sus prioridades y su filosofía, que considera erróneos. El ministro griego indicó que dos tercios del programa son reformas que su gobierno querría implementar, pero que el plan "carece de reformas significativas" para atacar el fraude fiscal y la corrupción y cuenta con una filosofía equivocada que hace la deuda "insostenible".
Alemania, sin concesiones
Por su parte el ministro alemán de Finanzas, Wolgang Schäuble, insistió en que Grecia debe seguir negociando con la troika para encontrar una solución a la crisis. "Grecia debe seguir negociando con las tres instituciones, la Comisión, el BCE y el FMI; que forma parte de lo que hemos acordado en los planes de ayuda", dijo Schäuble en la conferencia de prensa. El ministro germano al menos calificó el diálogo con Varoufakis de intenso y fructífero.
El punto en el que Schäuble ofreció pleno apoyo a Varufakis fue en el propósito de mejorar la recaudación fiscal y en crear impuestos que hagan que los ciudadanos más ricos en Grecia hagan su aporte a la superación de la crisis. "Entendemos que los más pudientes en Grecia tienen que pagar su parte, que se necesita una buena administración fiscal y una lucha contra la corrupción", dijo Schäuble.
Schäuble recordó a Varoufakis que el Gobierno griego debe "respetar la voluntad de los electores en otros países europeos"
"He reiterado mi oferta de dar toda la ayuda posible para crear una administración fiscal efectiva. Ya había hecho lo mismo con gobiernos anteriores, pero lamentablemente no habíamos llegado a ponerlo en práctica", agregó. Schäuble mencionó además que durante la reunión con Varufakis no pudo ocultar su escepticismo acerca de que algunas medidas anunciadas por el Gobierno de Alexis Tsipras vayan en la dirección correcta.
El titular de Hacienda teutón admitió que, después de la crisis financiera, Grecia era el país que había tenido que recorrer el camino más difícil. Pero también agregó que las causas de esas dificultades no estaban ni en Europa ni en Alemania, sino en Grecia. "Naturalmente que hay que respetar la voluntad de los electores griegos, pero también hay que respetar la voluntad de los electores en otros países europeos", añadió Schäuble.
Varapalo del BCE
El encuentro de Varufakis con Schäuble se produce un día después de que el BCE anco Central Europeo anunciase que dejaría de aceptar como garantías los títulos de deuda griegos, lo que puede agravar la situación del sector bancario heleno y, sobre todo, dejar sin financiación al Estado heleno al tiempo que está negociando si toma o no el siguiente programa de rescate. El anuncio del BCE se dio pocas horas después de un encuentro entre Mario Draghi y Varufakis, quien a pesar de todo se había mostrado optimista tras su paso por Fráncfort.