Abengoa ha anunciado este jueves por todo lo alto un acuerdo para su rescate. Un complejo pacto en el que han trabajado el Gobierno, la Junta de Andalucía, los acreedores (liderados por Bankia y Santander) y el equipo que encabeza el presidente Gonzalo Urquijo, con multitud de herramientas financieras, que aseguran, entre otras cosas, una inyección de aproximadamente 160 millones de dinero del Estado a través del Instituto de Crédito Oficial (ICO).
Pero, tras más de un mes de negociación y tres prórrogas para llegar a un acuerdo, la pregunta es: ¿está Abengoa salvado oficialmente, con dinero para pagar a sus 14.000 trabajadores y con liquidez para presentarse a nuevos contratos? La respuesta es "no". La empresa abre un período de adhesión, que puede rondar los cuatro meses, para conquistar al 96% de sus acreedores con este complejo plan y esquivar definitivamente la quiebra. Cuando lo logre, Abengoa conseguirá su ansiada fumata blanca.
Mientras tanto, el propio Urquijo defenderá esta enrevesada estructura de financiación en una presentación a inversores el próximo lunes. Y hasta que termine el periodo de adhesión, los 230 millones de nueva financiación, con garantía del ICO por el 70%, y la nueva línea de avales por 126,4 millones, con cobertura de CESCE por el 60% del tramo internacional, son suficientes para mantener a flote a la empresa en el corto-medio plazo.
Según confirman fuentes conocedoras de la negociación, la estrategia de fondo de los acreedores y de la empresa es sumar más bancos a este rescate para poder garantizar su futuro. El nombre que sale de manera reiterada es Unicaja. Pese a haber sido un acreedor histórico de la compañía, la entidad andaluza no ha salido por ahora al rescate de sus paisanos.
"También se insiste en otras entidades nacionales", detallan estas mismas fuentes. Caixabank, BBVA y Bankinter son algunos de los bancos que tienen participación en la deuda de Abengoa. Santander y Bankia son los dos grandes acreedores de la compañía. Por lo tanto, el nombre que surge en este candidato para unirse al rescate del gigante sevillano es Banco Sabadell. Aunque, como matiza a Vozpópuli un portavoz de la entidad, "nadie se ha puesto en contacto con nosotros para en tema Abengoa". En la trastienda del rescate también ha participado una importante batería de asesores entre los que se incluye Uría Menéndez, Deloitte, Herbert Smith Freehills o Dentons, por citar unos cuantos. Ramón y Cajal fue el despacho encargado de preparar el posible concurso de acreedores.
"Abenewco"
La senda con la que Abengoa quiere conquistar tanto a acreedores como a exacreedores es a través de una gran reestructuración. La sociedad que se quedará con los activos rentables será Nueva Abengoa (Abenewco 1) y será esta firma, y no la cotizada, la que recibirá el oxígeno. Esta inyección se compone de un préstamo a cinco años por importe de hasta 230 millones de euros garantizados por el ICO con sus avales anti-Covid, una línea de avales a cinco años por 126,4 millones de euros, ampliable hasta 300 millones de euros para financiar las necesidades de liquidez y avales del grupo, al que la Junta de Andalucía aportará 20 millones de euros adicionales.
La deuda total sujeta al acuerdo es de 466 millones, por lo que desde este jueves y hasta el 11 de septiembre se abrirá un periodo para adherirse al acuerdo. Una parte de los bonistas también tendrán que dar su visto bueno y tienen de plazo hasta el 4 de septiembre. Según el pacto que recoge la CNMV, la que recibirá de la nueva financiación y línea de avales será Nueva Abengoa (Abenewco 1), que es desde 2017 la cabecera de todas las sociedades operativas del grupo. Así, todos los nuevos fondos deberán usarse exclusivamente para las necesidades del grupo que encabeza Nueva Abengoa.
Esta operación implicará que antes del fin del presente año se conviertan en acciones de Nueva Abengoa todos los instrumentos convertibles que se encuentran emitidos en la actualidad y los nuevos que vayan a emitirse, lo que implicará necesariamente la ruptura del grupo económico actual, encabezado por Abengoa S.A., que está previsto que pase a ser un accionista minoritario de Nueva Abengoa con un 2,70%. Los acreedores capitalizarán una parte de su deuda y Nueva Abengoa estará controlada por ellos.