Economía

Las aerolíneas tiemblan ante un Brexit duro: pueden pagar hasta seis euros más por pasajero

En 2018 viajaron desde los aeropuertos españoles hacia el Reino Unido 22 millones de pasajeros. Con estos datos, a partir de febrero las aerolíneas podrían pagar más de 100 millones adicionales al año

  • Imagen del aeropuerto Barajas

El sector aéreo teme las consecuencias de un Brexit sin acuerdo el próximo 31 de octubre. Las aerolíneas europeas se han blindado a través de planes de contingencia para cumplir con los requisitos de propiedad y control marcados por Bruselas y seguir operando sus rutas con normalidad, pero hay algo que no podrán sortear en caso de una salida abrupta de la Unión Europea: la subida de las tarifas aeroportuarias en las salidas de los vuelos hacia el Reino Unido.

El país ya no sería considerado parte del Espacio Económico Europeo (EEE) y "en lo relativo a las prestaciones patrimoniales públicas, las tarifas a aplicar se incrementarían alrededor de un 25%", reconocen desde Aena. El presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), Javier Gándara, cuantifica esta subida en "entre tres y seis euros por pasajero a partir de febrero de 2020", cuando finaliza el real decreto aprobado por el Gobierno para cubrir a las aerolíneas frente al Brexit.

Crisis en el sector aéreo

Bruselas ya ha garantizado al menos hasta octubre de 2020 la conectividad aérea entre el Reino Unido y los países comunitarios, pero Gándara apunta que aún "existen problemas" como este, que preocupan a un sector muy dañado en la actualidad. La desaceleración económica de los principales mercados europeos -especialmente Reino Unido y Alemania-, la guerra de tarifas de las aerolíneas 'low cost', la subida del precio del petróleo o el retraso en la entrega de los polémicos aviones 737 Max de Boeing están poniendo en serio peligro la conectividad aérea en Europa.

La caída de un gigante como Thomas Cook es un ejemplo. Aunque el principal problema del turoperador era su elevada deuda, que superaba los 2.000 millones de euros, los factores expuestos anteriormente han terminado de conducirle a la quiebra. Y Javier Gándara alerta de que si no se sustituyen los 650.000 asientos programados por Thomas Cook para este invierno, entre diciembre y marzo de 2020, “la moderación del crecimiento del tráfico aéreo en España será todavía más acusada y puede que sea plano o incluso que haya un decrecimiento”.

Como Thomas Cook, en el último año han sido muchas las pequeñas aerolíneas que han dejado de operar, como la alemana Small Planet, la danesa Primera Air y la chipriota Cobalt Air en 2018. Germania y la británica Flybmi también se declararon en quiebra en febrero de este año, a las que se sumó un mes más tarde la islandesa Wow AirRyanair y Norwegian ya han anunciado el cierre de bases y recorte de plantillas en los destinos menos rentables para las compañías, como las Islas Canarias y Baleares en España ante el auge de otros destinos mediterráneos más baratos como Turquía.

International Airlines Group (IAG), la matriz a la que pertenecen Iberia, Vueling, British Airways, Air Lingus y Level, la que mejores síntomas presentaba hasta el momento, también ha acabado rebajando sus perspectivas de negocio en 215 millones para el ejercicio 2019 "en base a eventos recientes", entre los que destacan las huelgas en British Airways y la bajada en las reservas de sus 'low cost'.

Además, esta aerolínea se enfrenta a las dudas que genera la "españolidad" de Iberia para seguir operando ante un Brexit sin acuerdo, aunque será la Comisión Europea quien tenga la última palabra. De momento, cuenta con una prórroga de seis meses más, hasta octubre de 2020, para adaptar su accionariado a las exigencias de Bruselas, que obliga a que más del 50% del capital social de la empresa esté en manos comunitarias.

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