La cerveza es uno de los mejores aliados para combatir el calor en verano. En este período, su dominio sobre el vino es casi absoluto. El 'zumo de cebada' es un fijo en las terrazas y en las neveras de las familias españolas. Aunque esta bebida también cumple una función de atractivo turístico. Los millones de visitantes que llegan España recurren a la bebida espumosa como compañera de viaje.
Según los datos de Cerveceros España, entre julio y septiembre se consume el 30% de la cerveza de todo el año. Unas cifras que impulsa el turismo. Casi una de cada cuatro cervezas es consumida por los turistas que visitan el país ya que "aprecian un producto y una hostelería de buena calidad a precio razonable", explica esta asociación.
Tres meses claves para el sector. En 2017, el consumo de cerveza alcanzó los 40 millones de hectolitros, una cifra que supuso un incremento del 3,7% con respecto al ejercicio anterior, y que supone, un año más, un dato de récord. Porque, pese a la leve caída que hubo en 2008, el consumo de cerveza en España ha elevado sus cuotas año a año, con un incremento del 12% en los últimos cinco.
Estas cifras permiten sacar músculo a la industria. Sus ventas han crecido en doble dígito desde 2013, tanto en los centros de distribución como en la hostelería. Aunque no se faciliten cifras de facturación total en millones de euros, Cerveceros España apunta que, en el último año, las ventas de cerveza alcanzaron 35,7 millones de hectolitros, un 3,8% más que en 2016.
Unos datos que muestran la buena salud que tiene la industria cervecera en España. Y cuatro familias brindan por ello. De los 37,6 millones de hectolitros que se producen en territorio español, el 93% salen de las fábricas de Mahou San Miguel, Heineken, Damm y Estrella Galicia. Entre fabricantes producen más de 35 millones de hectolitros. Cuatro dominadores del mercado, con cuatro historias familiares.
Mahou, el 'líder' madrileño
El 32% de la producción total corresponde a Mahou San Miguel. El líder en producción en España está en manos de dos 'clanes': los Mahou Herráiz y los Gervás Sanz, dos ramas que descienden del fundador Casimiro Mahou. Ambas familias comparten el poder de una compañía que factura más de 1.260 millones de euros anuales y que tiene bajo su poder más de 43 marcas de cerveza.
La compañía que, actualmente, preside José Antonio Mahou Herraiz ha fomentado su expansión con la adquisición de otras cerveceras como San Miguel en el año 2.000, tras ello el grupo pasó a llamarse Mahou San Miguel. También ha incorporado Alhambra, Cervezas Anaga, Founders (EEUU) y Airán (India) a su porfolio. Además ha 'fichado' a las marcas artesanales Nómada y La Salve. Su expansión ha continuado con el negocio del agua y su compra del grupo Solán de Cabras.
Pero la cebada ha sido su mina de oro. Las dos estirpes de Mahou poseen un patrimonio valorado en 2.750 millones de euros, según la revista Forbes, y son la octava fortuna de España. Una riqueza donde destacan múltiples bienes inmobiliarios en Madrid e incluye la posesión de cinco sicavs, según la CNMV, dos los Mahou Herráiz y tres los Gervás Sanz.
Los dueños de Cruzcampo
El segundo productor en España es Heineken, el dueño de la cervecera sevillana Cruzcampo desde que se cerró la operación en el año 2.000. Esta compra supuso el aterrizaje de la familia más rica de Holanda, los Carvalho-Heineken. Una dinastía cervecera de más de 150 de historia y que, en estos momentos, tiene a Charlene Carvalho-Heineken al frente.
Según Forbes, su fortuna ascendería a los 13.500 millones de dólares. La marca verde de los Carvalho-Heineken produce 10,5 millones de hectolitros en España, un 28% del total. Junto con Heineken y Cruzcampo, la compañía es dueño de marcas como Amstel. Su facturación anual en España supera los 1.142 millones de euros.
El 'imperio' de los Carceller
Damm aglutina el 25,6% de la producción. Y decir Damm es hablar de la familia Carceller. La cervecera tiene una facturación de más de 950 millones de euros y cuenta en sus filas con marcas como Estrella Damm, Voll-Damm, Xibeca, Keler, Victoria, Estrella del Sur, Estrella de Levante o Turia.
Al frente de todo está Demetrio Carceller Coll, tras heredar el imperio familiar de los Canceller, una de las mayores fortunas del país. Su patrimonio valorado en 1.800 millones de euros. Una cuantía que ha levantado con la cerveza y con la gasolina, ya que la familia es propietario de la petrolera Disa. Una empresa encargada del suministro de gas y petróleo, sobre todo, en Canarias. También es dueña de Cacaolat, Rodilla y la sicav Renta Insular Canaria. Además, Demetrio es vicepresidente del consejo Ebro Foods y Sacyr.
Aunque el éxito familiar en los negocio se vio empañado por verse vinculados en uno de los mayores fraudes fiscales de la historia de España. Demetrio Carceller Coll y su padre evitaron la cárcel tras el pago de 92,37 millones de euros, en 2016. También su nombre apareció en 'los papeles de Panamá' por poseer varias sociedades 'offshore' para financiar sus negocios en el Estado español.
La Estrella de los Rivera
Estrella Galicia cierra este selecto grupo. La producción de esta marca supone el 7,4% de la producción total en España. Y este negocio tiene a la familia Rivera al frente. En estos momentos, Ignacio Rivera, cuarta generación familiar, está al frente de la Corporación Hijos de Rivera. El grupo gallego facturó 465,5 millones de euros en 2017.
Hijos de Rivera ha logrado expandir su imperio más allá de las fronteras gallegas y españolas. El grupo posee filiales en Sao Paulo (Brasil), Virginia (EE.UU), Shanghai (China), Manila (Filipinas) y Tokyo (Japon). También tiene una importante participación en el sector del agua en compañías como Cabreiroá, Fontarel y Agua de Cuevas.
El grupo también está formado por la sidra Maeloc y los vinos Ponte da Boga. La última adquisición del grupo ha sido el 32% de la cervecera irlandesa Carlow Brewing Company, los productores de la cerveza O'Hara, la gran 'rival' de la Guinness en el país del trébol.
La fortuna de los Rivera supera los 250 millones de euros, según el ranking de los '200 más ricos de España' de El Mundo. Entre sus inversiones que más destacan son las pequeñas participaciones que tienen en el Celta de Vigo, Deportivo de la Coruña, Compostela y Ourense. Una familia influyente en el territorio y no sólo por su cerveza.