El aeropuerto de Barcelona vuelve a vivir un verano convulso por los conflictos laborales de los vigilantes de los controles y los trabajadores de tierra de las aerolíneas, que han provocado centenares de cancelaciones y retrasos.
Estas son las claves de las protestas, que tienen muchos puntos en común:
Precariedad laboral
La reclamación económica pasa, en esta ocasión, a un segundo plano y emerge como principal reivindicación la necesidad de atajar la precariedad laboral causada por la excesiva temporalidad y el alto porcentaje de contratos eventuales.
La plantilla de Iberia Airport Services, la filial de Iberia que se encarga de la facturación, el embarque o el equipaje, está integrada por unos 2.700 trabajadores, de los que el 50 % tienen contratos temporales.
En el caso de Trablisa, encargada de la seguridad en los controles de pasajeros, los sindicatos reclaman más contratos para reducir la carga de trabajo y más descansos, aunque también una mejora salarial. La plantilla está integrada por unos 500 trabajadores.
Demasiadas horas extra
El exceso de horas extras, la mayoría de obligado cumplimiento, se traduce en una sobrecarga de trabajo, lo que eleva el estrés y provoca, a su vez, más bajas, según denuncian los sindicatos. También denuncian que no se cubren todas las bajas médicas y que se da un incremento de la siniestralidad por falta de formación del personal.
Desigualdad entre aeropuertos
Estos colectivos reclaman el mismo trato que sus homólogos en otras bases aéreas como el aeropuerto de Barajas.
Los trabajadores de Iberia denuncian que cuentan con mucho menos personal aunque el número de viajeros a los que prestan servicio es similar y que el porcentaje de eventuales en Barajas es de un 20%, frente al 50% en Barcelona.
Convenios estatales frente a convenios de empresa
Las condiciones de trabajo de estos dos colectivos están regidas por convenios estatales, lo que dificulta la negociación de reclamaciones de ámbito local.
Los trabajadores reclaman negociar directamente con la empresa sus condiciones, mientras que las empresas se niegan a ello porque existe un marco estatal para negociar.
Trablisa rechaza negociar, aunque han mantenido contactos informales, con el argumento de que se está cumpliendo de manera estricta el convenio colectivo y el laudo de 2017, con el que se cerró la huelga que afectó en 2017 a este mismo colectivo de trabajadores, entonces bajo el paraguas de Eulen.
Licitaciones en entredicho
Las dos compañías prestan los servicios en el aeropuerto de El Prat tras ganar las licitaciones a la baja diseñadas por Aena, el gran operador aéreo español. UGT, el sindicato mayoritario en el comité de Iberia Airport Services, califica estos procesos de subcontratación de "subastas de la precariedad" y reclama contrataciones reguladas.
Mediación de la Generalitat
Tras la convocatoria de tres tandas de paros del personal de tierra de Iberia (27-28 de julio, 24-25 de agosto y 30-31 de agosto), la Generalitat, con tareas de mediación, ha culpado a la empresa de falta de voluntad para llegar a acuerdos y ha llegado a insinuar que en Madrid interesa mantener la conflictividad en el aeropuerto de El Prat.
Por ahora, la Generalitat también ha intentado mediar sin éxito en el conflicto de Trablisa, cuyos trabajadores están en huelga indefinida desde el pasado 9 de agosto.