La inflación se extiende por prácticamente la totalidad de la cesta de la compra. Los precios de la electricidad, el gas y los carburantes están en niveles históricos. También los alimentos, con productos un 30% más caros que hace un año, como el caso del aceite de oliva. Y servicios como los hoteles y hostales cuestan ahora un 21% más. La vida se encarece para los españoles, mermando su poder adquisitivo con las subidas salariales aún contenidas en la mayoría de los casos.
La guerra en Ucrania ha agravado la situación, provocando repuntes aún mayores en la energía y otros alimentos básicos como el trigo y el maíz por el suministro clave de Rusia. También afectará al sector agrario a través de los fertilizantes y encarecerá otras materias primas claves para la industria, como el níquel o el paladio.
En este contexto, ¿a qué se enfrentan los consumidores? La electricidad fue en febrero un 80,5% más cara que en el mismo mes de 2021, la mayor subida interanual de los últimos tiempos, aunque descendió ligeramente respecto a enero. El gas natural se encareció un 12,1% en términos anuales y el petróleo subió el precio de la gasolina y el gasóleo hasta el 25,1% y 28,4%, respectivamente.
El impacto de la guerra se ha dejado notar. Sólo en el último mes, los paquetes turísticos nacionales subieron un 12,5% sus precios; los combustibles líquidos, un 10%; el gasóleo, un 5,8%; y la gasolina, un 5%. Algunos alimentos también se encarecieron especialmente respecto a enero, como las salsas y condimentos (con una variación mensual del 5,2% en sus precios), el agua mineral (5,1%), los alimentos para bebé (5%) y los platos preparados (4,5%).
La harina y otros cereales costaban a cierre de febrero un 11,7% más que un año antes, con un incremento notable también en las pastas y cuscús (del 19,9%). En general, el 90% de la cesta de la compra que elabora el INE había subido sus precios respecto al mismo mes de 2021 (177 subclases de un total de 198). El arroz (9,4%), la leche (9,4%), el café (8,2%), los huevos (6,6%), el pan (6,4%) o la carne (6,4%) son otros ejemplos.
Tan sólo los precios de ocho productos o servicios de la cesta del IPC no sufrieron ninguna variación respecto al año anterior (los productos farmacéuticos, el tren, el metro, el transporte combinado, los servicios de telefonía fija, los juegos de azar, las tasas administrativas y los servicios jurídicos y contables). Finalmente, otros trece rebajaron sus precios respecto a febrero de 2021, entre ellos los frutos secos (-0,4%), las gafas graduadas (-0,5%), los servicios de telefonía móvil (-0,9%), los ordenadores (-4%), los smartphones (-5,7%) y los peajes (-20,8%).
Una inflación no vista desde los 80
Tras repuntar un 7,6% en febrero, los economistas auguran que el petróleo, la electricidad y otras materias primas harán que la inflación rompa la barrera del 10% si los precios no se moderan en las próximas semanas. La última vez que la inflación se situó en el doble dígito fue en abril de 1985, hace ya 37 años y en un contexto de reestructuración industrial tras la crisis del petróleo de 1973.
En aquel momento, factores internacionales (tras el conflicto armado del Yom Kippur, la OPEP paralizó su producción de petróleo, propiciando una escalada récord del precio del barril) ya pusieron en un brete a la economía española (con un periodo estanflacionario, es decir, de estancamiento e inflación) y el poder adquisitivo de sus ciudadanos. El máximo histórico se alcanzó en agosto de 1977, cuando se registró una subida del 28,4%.
La historia se repite, con tasas que aunque todavía están alejadas de aquellos máximos, se aproximan ya al 8%. Mientras tanto, la mayoría de los trabajadores no ha visto crecer sus salarios. La subida salarial pactada en los 1.694 convenios activos hasta la fecha alcanzó el 2,26% de media, lejos del 7,6% del IPC general y del 3% de la inflación subyacente (sin energía ni alimentos frescos).
No obstante, la fotografía está todavía muy incompleta, pues más de la mitad de los convenios colectivos están aún por negociar. Cerca de medio millón de empresas los tendrán que actualizar en los próximos meses con la inflación disparada, lo que inevitablemente complicará las negociaciones entre empresarios y empleados, según reconocen ambas partes a este periódico.
Los sindicatos reclaman una subida cercana al 5% para que las rentas no pierdan poder adquisitivo; frente a la patronal, que apunta a la pérdida de productividad que esto supondría, además de que amenazaría con convertir el problema de la inflación en estructural. El Gobierno, por su parte, pide cautela y pide un pacto de rentas para repartir el impacto de la subida de precios.
"Resulta especialmente relevante evitar un escenario en el que los aumentos de los precios y salarios se retroalimenten entre sí, para no producir efectos de segunda ronda que nos lleven a una espiral inflacionista", han señalado desde CEOE tras confirmarse el dato del IPC de febrero.
CCOO ha emplazado al Gobierno a acordar un gran pacto de rentas limitando los precios de la energía, modificando los mecanismos de conformación de los precios de la electricidad, o aprobando el mecanismo RED de protección para trabajadores de los sectores afectados por esa elevación de los precios.