Los ingresos de Orange España ascendieron a 5.280 millones de euros en 2019, un 1,5% menos que en 2018, especialmente por el giro que ha dado el mercado hacia las tarifas de bajo coste, que ha afectado especialmente a los ingresos por servicios minoristas.
En cuanto al cuarto trimestre del pasado año, la operadora facturó en España 1.346 millones de euros, un 2,3% menos que en 2018, han anunciado este jueves fuentes de la compañía.
De este modo, los ingresos por servicios minoristas disminuyeron un 2,9% en 2019, al alcanzar los 3.760 millones de euros; los convergentes y solo móviles cayeron un 2,4% (2.092 millones de euros) y un 5,7% (1.161 millones), respectivamente.
Por el contrario, subieron los ingresos por servicios por teléfonos fijos un 1%, al alcanzar los 501 millones de euros.
También bajaron los ingresos por ventas de equipos, un 9,5% en 2019, según las fuentes, que indicaron que en el cuarto trimestre estos descendieron un 6,1%, algo menos que en el trimestre anterior cuando habían caído un 12,7%.
En el último trimestre del año, perdió 25.000 líneas de banda ancha fija y 51.000 contratos móviles
En cuanto a los ingresos por servicios mayoristas, estos continuaron creciendo, un 11,9% en 2019, al alcanzar los 901 millones de euros, y un 5,6% en el cuarto trimestre, con 241 millones de euros.
El ARPO convergente en España, es decir, el ingreso medio por cliente, aumentó 1,2 euros en el cuarto trimestre, al alcanzar los 59,1 euros, según Orange, que ha explicado que su objetivo es que crezca la eficiencia de las operaciones en España.
Perdió 51.000 contratos móviles
En el último trimestre del año, Orange perdió 25.000 líneas de banda ancha fija y 51.000 contratos móviles.
El Ebitdal (ganancias antes de intereses, impuestos, depreciación, amortización y pérdidas especiales) aumentó un 0,3% en 2019, hasta los 1.646 millones de euros; mientras que el margen del Ebitdal subió 0,5 puntos porcentuales desde 2018 hasta 2019, al situarse en el 31,2%.
El nivel de Capex (gasto en capital) disminuyó un 24% en 2019, hasta los 812 millones de euros, debido principalmente a una desaceleración en el ritmo del despliegue de fibra hasta el hogar.
