OHL dejó atrás el peor año de su historia en lo que a números se refiere con unas pérdidas de 1.529,8 millones de euros, unos resultados lastrados por las dotaciones a proyectos fallidos en el exterior y el efecto negativo de la venta de su filial de concesiones, factores que ya venía arrastrando de trimestres anteriores.
No obstante, en los últimos tres meses del ejercicio no ha tenido que llevar a cabo nuevos saneamientos y ha logrado un beneficio bruto de explotación (Ebitda) positivo (19 millones), con lo que cumple con las expectativas de su nuevo equipo directivo.
Los resultados contrastan con las pérdidas de algo más de 12 millones registradas en 2017, cuando aún no se había materializado la venta de OHL Concesiones al fondo IFM y aún no habían aflorado algunos de los proyectos fallidos.
El Ebitda del grupo fue de -448,5 millones de euros, en contraste con los -66 millones registrados en 2017. El impacto positivo de la venta de la filial de concesiones se ha producido en la deuda de la compañía, toda vez que OHL cierra 2018 con una posición neta de tesorería de 347 millones de euros, por primera vez en su historia.