La amenaza de millonarias multas por exceso de emisiones de CO2 está llevando a los fabricantes a volcarse en la tecnología eléctrica. Y casi todos encuentran el principal escollo no en la tecnología de los motores, plenamente desarrollada, sino en el acceso a las baterías indispensables para poder producir coches eléctricos a mayor escala y a precios más ajustados. Y es que los principales productores de baterías siguen estando en los países asiáticos, y depender de ellos de forma exclusiva en el futuro puede frenar de manera notable el desarrollo y la implantación del coche eléctrico.
Por ello, muchos fabricantes europeos están ya inmersos en el proceso de tratar de producir en Europa sus propias baterías, siendo a día de hoy el grupo Volkswagen uno de los que más avanzado está, y al que en breve se unirá uno de los grupos con mayores intereses actualmente en el campo de la movilidad eléctrica como es PSA.
Y es que además de producir ya muchos modelos tanto cien por cien eléctricos como híbridos enchufables en sus plantas de Francia y España, PSA quiere ahora empezar a desarrollar sus propias baterías. Para ello, construirá junto a la petrolera francesa Total una filial común a partes iguales para la fabricación de baterías para vehículos eléctricos con una inversión de 200 millones de euros en una primera planta piloto en Francia.
También en Alemania
El anuncio de esta nueva empresa, bautizada ACC (Automotive Cell Company), se hizo este jueves coincidiendo con la visita del presidente francés, Emmanuel Macron, a la fábrica que tiene la compañía de baterías Saft, propiedad al 100% de Total, en Nersac, al oeste de Francia. Allí se levantará la nueva factoría piloto de baterías para coches, cuyo arranque está previsto para mediados de 2021 y para la que se crearán unos 200 empleos, destacó la petrolera en un comunicado.
Será una primera fase antes de la implantación en la región de Hauts de France, cerca de la frontera belga, de una planta de fabricación a gran escala, con una capacidad inicial de 8 gigavatios, que se podría ampliar a 24 gigavatios. Luego vendría una segunda en Alemania de la misma magnitud, de forma que se alcanzaría una capacidad de producción de 48 gigavatios en el horizonte de 2030, es decir, un millón de baterías anuales equivalentes al 10-15 % de las necesidades del mercado europeo estimadas para entonces.
La materialización de ese proyecto necesitaría movilizar 5.000 millones de euros, de los cuales 1.300 millones vendrían de ayudas públicas prometidas por Alemania y Francia, con el visto bueno de la Comisión Europea. Los gobiernos de los dos países fueron los que lanzaron esta iniciativa, a la que también se han asociado Bélgica, Italia, Polonia y Suecia, para responder al reto de las baterías, que suponen en torno al 40% del costo de un coche eléctrico, y que ahora son casi exclusivamente de tecnología asiática.