Corrió el pasado viernes por la mañana un mensaje entre los consejeros de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) que afirmaba que esta semana, tras la celebración de las elecciones gallegas, el Ejecutivo podría poner sobre la mesa del Consejo de Ministros el proyecto por el que se creará una autoridad nacional de la energía en los próximos meses. Eso permitirá a la ministra y vicepresidenta, Teresa Ribera, incrementar su control sobre esta materia, de importancia fundamental para la economía española y con distintas aristas financieras, ideológicas y geopolíticas.
La proyección de la Comisión Nacional de la Energía figuraba dentro del pacto de gobierno que alcanzaron el PSOE y Sumar hace unos meses. Desde el primer momento, recibió críticas de varias procedencias, entre ellas, la de la propia CNMC, donde algunos consejeros -incluida su presidenta, Cani Fernández- observaron que esa iniciativa restaría fuera al actual organismo, que comprende la defensa de la competencia y la regulación de sectores como las telecomunicaciones, el transporte, el postal, el audiovisual o el energético.
Las fuentes del sector consultadas por Vozpópuli inciden en que son varias cosas las que han cambiado en el panorama político desde que se formalizó el acuerdo entre las dos formaciones que componen el Ejecutivo. La primera es que Nadia Calviño ha salido del Ejecutivo, lo que ha reforzado a Teresa Ribera dentro del área de Moncloa encargada de los asuntos económicos.
Por otra parte, la ascensión de María Jesús Montero ha provocado que su peso sea cada vez mayor, en comparación con el de Yolanda Díaz, por lo que cualquier pulso entre el PSOE y Sumar con respecto a aspectos como el de la factura de la luz tenderá a caer del lado socialista. La voz de Díaz en Moncloa no suena tan fuerte como en la anterior legislatura, cuando la vicepresidenta servía de contrapeso a Podemos, detallan estas fuentes.
Entre las empresas energéticas se da por supuesto que Ribera -esposa de Mariano Bacigalupo, especialista en energía y actual consejero de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV)- tendrá un poder de decisión fundamental a la hora de elegir al líder de la nueva autoridad energética. Por tanto, mientras la actual CNMC está comandada por Cani Fernández, de la máxima confianza de Calviño, su escisión energética se espera que esté encabezada por alguien próximo a Ribera.
El PP retocó el regulador a su medida
Se presume que estos reguladores deben ser organizaciones independientes, pero, a la hora de la verdad, el Gobierno y los partidos suelen influir en su composición. Conviene recordar que el Ejecutivo de Mariano Rajoy apostó por unificar los reguladores a principios de la década pasada para poder designar a vocales de su confianza. De hecho, dentro de ese proceso destituyó a dos consejeros con mandato en vigor -Bernardo Lorenzo y Xabier Ormaetxea- y la justicia europea le obligó a readmitirlos en sus puestos unos años después.
En las renovaciones que se han realizado desde entonces en el Consejo del súper-regulador, los partidos siempre han negociado consejeros de su confianza con el Ministerio de Economía; y no se espera que a la hora de crear la CNE esta dinámica cambie, lo que beneficiará a Ribera, que tendrá la opción de designar a su presidente.
Menos 'enemigos' de Ribera
Lo hará además en un momento en el que las voces críticas dentro del sector energético resuenan con menos fuerza que en la anterior legislatura, cuando fueron sonados los conflictos entre el Ejecutivo y compañías como Iberdrola, que, de la mano de Ignacio Sánchez Galán, se opusieron a varios aspectos de la política energética.
Pese a todo, dentro del sector existe preocupación sobre un punto que se le escapa al público general, pero que resulta muy relevante para el negocio de las compañías energéticas y que podría tener un impacto sobre la factura de la luz.
Está pendiente la modificación de la circular para la retribución de las redes de luz y gas. También la circular de acceso y asignación en el sistema de gas o el cálculo de los peajes de transporte y distribución de electricidad. La comisión también se encarga de revisar, con mano de hierro, la competencia del negocio de las gasolineras. Es decir, Ribera tendrá en sus manos el control total de la factura de la luz, el gas y los precios de la gasolina.
La duda es si la actual institución completará este trabajo o si lo derivará a la nueva CNE, la cual, como organismo de reciente creación -y que será instituido sin ningún informe técnico que lo avale, a priori- podría enfrentarse a los típicos conflictos de institución joven, como solía definir el expresidente de la CNMC, José María Marín Quemada.