El problema del paro juvenil en España no es nuevo. En épocas de crisis, el desempleo se ceba más con nuestros jóvenes que con los de la gran mayoría de países de la OCDE. Lo vimos en la década de los 90 y en la crisis financiera de 2008. Lo sufrimos ahora, en 2021, con las secuelas económicas de la pandemia. No es tan habitual, sin embargo, que haya tantos jóvenes en paro con varios sectores, como el del transporte o la construcción, en plena escasez de trabajadores.
Faltan trabajadores, pero sobran parados. Detrás de esta aparente contradicción hay un cóctel de varios ingredientes. El principal, según los expertos consultados por Vozpópuli, es el de una oferta educativa "desvinculada" del mercado laboral. Todo ello en un país al que no le faltan titulados y licenciados, sino más bien lo contrario: peca de 'titulitis'. Este año hemos alcanzado el récord de nueve millones de ocupados con estudios superiores. El cóctel lo completan la falta de un impulso migratorio y de habilidad para promocionar determinados sectores o el rechazo de los jóvenes a oficios con "condiciones precarias".
La crisis de los transportistas que sufre Reino Unido ha puesto en el foco mediático una realidad que afecta a toda Europa. Aunque el Brexit está jugando un papel crucial en los problemas de los británicos con los suministros, el sector lleva años demandando conductores ante el crecimiento del comercio electrónico. Solo en España hacen falta entre 5.000 y 10.000 camioneros de mercancía pesada. La Confederación Nacional de la Construcción cifra en unos 700.000 los empleados necesarios para ejecutar los planes de los fondos europeos.
Hay más ejemplos. Los datos del INE apuntan a que los oficios donde más han crecido las vacantes son los relacionados con el comercio al por mayor y al menor, con la reparación de vehículos de motor y de motocicletas, el almacenamiento, las actividades administrativas y los servicios auxiliares, la administración pública y las actividades sanitarias.
La Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre de 2021 refleja que uno de cada tres españoles menores de 34 años busca trabajo. La situación empeora en franjas de edad más tempranas. Entre los trabajadores de 20 y 24 años existe un desempleo del 34,5%. En el caso de los jóvenes de entre 16 y 19 años, la tasa se sitúa en el 56,5%. Estas cifras también convierten a España es el segundo país de la OCDE con mayor tasa de desempleo juvenil (15-24 años), solo superado por Costa Rica.
Los malos datos de emancipación son otra pata de esta crisis. A finales de 2020 tan solo un 15,8% de los jóvenes de entre 16 y 29 años estaban independizados, la peor cifra desde 1999, según el Consejo de la Juventud de España (CJE). De media, los españoles abandonan la casa de sus padres a los 29 años, tres años más tarde que el promedio europeo.
Para Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Reserarch, "no es normal" este desajuste entre la escasez de trabajadores y las cifras de desempleo: "Las vacantes deberían ser la mitad de lo que estamos observando actualmente, dada la tasa de paro de la economía española y la experiencia de otros países".
Ahora, sin el impulso migratorio y con el déficit de habilidades que tiene la población española, se está produciendo un cuello de botella"Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Reserarch
El economista recuerda que esta situación ya se dió en el ciclo expansivo que fue de 1994 a 2007, sobre todo a finales de ese periodo. "La inmigración ayudó a reducir el número de vacantes abiertas, sobre todo en sectores de servicios y en la construcción. Ahora, sin ese impulso migratorio y con el déficit de habilidades que tiene la población española (alto índice de abandono escolar, falta de demanda por titulados en ciencias sociales y carencia de titulados en ingenierías, falta de técnicos en la industria u oficios en la construcción), se está produciendo un cuello de botella", explica.
La formación, clave del problema
Cada oficio tiene sus particularidades. Al transporte de mercancías le cuesta captar jóvenes camioneros porque el oficio es duro. Los salarios oscilan entre los 1.500 y 2.500 euros al mes de media. Esta retribución no es suficiente para atraer a nuevos conductores que rejuvenezcan las plantillas. Pesan más las horas que pasan al volante, solos y durmiendo varias noches fuera de casa. En el de los autobuses, los problemas de relevo, según la patronal Confebus, se deben por una falta de "reconocimiento social" o el "elevado coste" de los permisos, entre otras razones.
En cualquier caso, el director del Adecco Group Institute, Javier Blasco, también apunta en una dirección: "Cuando leo la reforma de la Formación Profesional veo las lagunas de siempre. La futura ley de universidades es ciencia ficción, un mundo absolutamente ajeno al mercado laboral… Seguiremos siendo un país con más titulados, pero con más desempleados. Falta voluntad para apostar por políticas activas y colaboración público-privada".
Blasco pone de ejemplo perfiles relacionados con la digitalización o la inteligencia artificial. "En muchos casos, lo público no lo cubre. Hay una parte privada que es más rápida y ágil, que saca oferta que tiene demanda del mercado", alerta. También, añade, se debería mejorar la comunicación, sensibilización e información sobre estos sectores: "A la gente no es que ya no se la oriente para el empleo, sino que no se le orienta para la formación".
"Inestabilidad y precariedad"
Para Elena Ruiz Cebrián, presidenta del CJE, es cierto que "existe una desvinculación entre la oferta del mercado de trabajo y la preparación formativa" y que en este tipo de sectores ahora se necesita "formación más concreta".
Ruiz Cebrián, sin embargo, sostiene que la falta de mano de obra en estos oficios también se debe a su "inestabilidad y precariedad salarial". La presidenta del CJE cree que la construcción, la agricultura, la ganadería o el transporte son sectores que demostraron ser "esenciales" durante la pandemia, pero que siguen estar "dignificados económicamente". Considera que a las personas que buscan empleo no les atraen oficios con una jornada de entre 8 y 10 horas por 900 euros al mes.
'Titulitis'
Se llama estudios superiores a los ciclos formativos de Formación Profesional (FP) de grado superior o enseñanzas universitarias. También se incluyen otras enseñanzas de régimen especial. En España hay, en concreto, 9.089.400 ocupados con este nivel de cualificación. Suponen casi la mitad del empleo existente y trabajan en un mercado laboral donde el sector servicios representa el 76% del empleo. Como no hay tanto empleo para su nivel académico, muchos de ellos acaban aceptando puestos de trabajo en los que no hace falta título superior.