Los usuarios de viviendas turísticas gastaron 2.092 euros de media en 2018, frente a los 1.606 euros de los que se alojaron en hoteles, según el VI Barómetro del Alquiler Vacacional en España elaborado por la plataforma HomeAway, en colaboración con la Universidad de Salamanca. Y no se debe al precio de la estancia, pues la noche en una vivienda turística es más barata que en un hotel: 34,14 euros y 58,5 euros por persona y noche, respectivamente.
Sin embargo, según el informe, la cifra se ve especialmente incrementada en el caso de los ‘airbnb’ por los gastos asociados a la estancia, normalmente en los alrededores de la vivienda -en supermercados, tiendas, restaurantes, etc.- con un desembolso medio de 1.589 euros, según el informe. Los que se alojan en un hotel gastan menos, 1.088 euros de media.
Según señalan los responsables del estudio, esta diferencia de casi 500 euros se debe a que los principales usuarios de la vivienda turística son familias, con un 54,8% del total; mientras que los clientes de los hoteles son fundamentalmente parejas (43,7%). En términos absolutos, la media de huéspedes que pernoctan en los ‘airbnb’ es de 4 personas, mientras que en el hotel se reduce a 2,7.
El alquiler vacacional de las viviendas turísticas generó en 2018 un impacto económico de 4.397 millones de euros
Además, la duración media de la estancia también influye: mientras en las viviendas turísticas es de 5,3 noches, los que se hospedan en un hotel pasan sólo 3,6. En cuanto al tipo de alojamiento, se aprecia un claro liderazgo del apartamento, que representa el 69,8% en los viajes de ocio y vacaciones, seguido del chalet (14,3%). El formato líder en los hoteles es el de cuatro estrellas.
“El mayor gasto tiene que ver con el mayor número de usuarios y de noches contratadas cuando se utiliza una vivienda de uso turístico. No obstante, este menor gasto se ve compensado por el mayor número de veces que se consume el hotel al año”, explica Juan Carlos Fernández, director regional de HomeAway para el sur de Europa.
Pisos más "caros" e "inseguros"
En total, el alquiler vacacional de viviendas turísticas generó un impacto económico el pasado año de 4.397 millones de euros, de los que 3.260 millones correspondieron a la propia estancia y el resto –alrededor de 1.098 millones- fueron gastos de los usuarios en las inmediaciones o entorno de la vivienda, según el estudio de HomeAway.
La vivienda turística fue utilizada el pasado año en más de 7,9 millones de viajes por ocio o vacaciones, según cálculos de la plataforma. En un informe elaborado por OBS Business School, los expertos coinciden en que esto tiene una repercusión en la vida económica y social de la comunidad local del destino, pero no necesariamente es positiva.
Por un lado, "los anunciantes de Airbnb corren el riesgo de acabar esclavizados por la plataforma que marca sus reglas de una manera bastante asimétrica" y por otro "la presencia de estas plataformas en las ciudades hace crecer desmesuradamente los alquileres y los precios de los inmuebles, lo cual llega a expulsar a muchos habitantes de toda la vida de sus barrios en busca de tarifas más económicas", explican desde la escuela de negocio OBS.
Además, añaden otra problemática que ya ha llevado a las Administraciones a tomar medidas en algunas ciudades: las molestias generadas por los turistas en las comunidades de vecinos: "El vecindario tiene que convivir con una constate rotación de gente desconocida en el bloque de pisos y en el barrio, lo que puede crear una sensación de inseguridad y de invasión de su hábitat".
Sin embargo, desde HomeAway aseguran que "los encuestados tienen una actitud favorable sobre la oferta de vivienda de uso turístico en el edificio en el que residen” y el 97,6% de los usuarios de vivienda turística que han participado en su estudio aseguran no haber tenido problemas con los vecinos. De hecho, más del 70% de los que usaron este tipo de alojamiento el año pasado aseguraron que ofertarían su vivienda durante algún periodo del año.