La esperanza de vida no hace más que aumentar en España. Y lo va a seguir haciendo en los próximos años. Las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE) así lo reflejan. Hay muchos datos interesantes en el ejercicio del INE, pero uno es especialmente gráfico: la población que vive más de 100 años va a multiplicarse por 14 en los próximos 50 años.
Y es que la esperanza de vida ha crecido vertiginosamente en España. Si echamos la vista bien atrás, vemos que prácticamente se ha duplicado a lo largo del pasado siglo. Una persona nacida a principios del siglo XX vivía solo hasta los 35 años, algo que hoy se nos antoja muy lejano. En cambio, los que nacieron a finales de los años 90 vivirán ya más de 70 años.
Y desde que entramos en el año 2000 la esperanza de vida ha seguido seguido creciendo, aunque de forma más moderada. Hoy la esperanza de vida ronda los 80 años y dentro de medio siglo, en 2066, estará ya rozando los 90. De hecho, superará esa cifra en el caso de las mujeres. Detrás de esta evolución hay motivos sociales, económicos, demográficos y sanitarios que han prolongado increíblemente la vida de los ciudadanos.
Las pensiones
Como dicen casi todos los demógrafos, esto es una buena noticia. Los españoles vivimos más y seguiremos haciéndolo. Pero lo cierto es que también planta algunos inconvenientes, sobre todo para un país con un estado del bienestar como el nuestro. El envejecimiento de la población implica retos muy serios para el sistema sanitario y, sobre todo, para el sistema de pensiones.
Y es que en España el sistema que protege la vejez es contributivo y de reparto. Los trabajadores de hoy financian las pensiones que se pagan hoy. El problema es que la población envejece y que, al mismo tiempo, disminuye la fuerza laboral. En 2066, según el INE, uno de cada tres españoles tendrá más de 65 años. Y las pensiones, además, cada vez serán más altas.
[Pincha aquí para ver en dos minutos la crisis del sistema de pensiones]
De hecho, algunos servicios de estudios han hecho previsiones muy duras, como la última del BBVA, que dice que España necesitaría 27 millones de ocupados para mantener a los 15 millones de pensionistas del futuro. Esto supone un reto enorme para un país en que el nivel de ocupación cerró 2016 con 18,5 millones de personas trabajando. Habría que conseguir un aumento de casi 10 millones en la ocupación durante los próximos 30 años.
A pesar de que la población envejece, los españoles se siguen jubilando relativamente pronto
Puede que una de las principales dificultades sea que, aunque la población envejece, los españoles se siguen jubilando relativamente pronto. Según las últimas cifras de Eurostat (año 2015), menos de un 5% de los españoles de entre 65 y 69 años seguía en activo a cierre del año 2015. Esto sitúa a España a la cola de Europa, solo por delante de Hungría, donde la tasa es del 4,6%.
Hasta 2011, la edad legal de jubilación en España estaba en 65 años, aunque en la edad real de jubilación siempre ha sido mucho más baja, cerca de los 63 años. En el año 2011, el Gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero aprobó una reforma que elevaba la edad legal de jubilación a los 67 años. El cambio es progresivo y no entrará en vigor de forma definitiva hasta el año 2027.
Cuando eso ocurra, la esperanza de vida ya estará cerca de los 85 años (81 en el caso de los hombres y 86 en el caso de las mujeres). Por eso, ya se está hablando de la posibilidad de volver a aumentar la edad jubilación y algunos organismos hablan de llevarla a los 70 años, como el Banco de España, el Instituto de Estudio Económicos (IEE) o el Círculo de Empresarios.
El escenario político
En este contexto se está planteando la nueva reforma de las pensiones. Actualmente el Pacto de Toledo trabaja a contrarreloj para presentar sus nuevas recomendaciones de reforma en junio. Y el Gobierno quiere dejar hecha una nueva reforma esta legislatura. Pero esta última semana la situación política se ha complicado un poco después de que el Congreso haya tumbado la reforma de la estiba. Cada vez cobra más fuerza la teoría de nuevas elecciones antes de que acabe el año.
El aumento de las cotizaciones, el destope de las bases y pensiones máximas, la financiación de algunas prestaciones con ingresos, la mejora de los salarios, el fomento de la conciliación, la mayor equidad entre regímenes o incluso las cuentas nocionales son algunas de las propuestas que están encima de la mesa. Lo que está claro es que la reforma tendrá que llegar antes o después.