El presidente del Congreso pasó ayer un mal rato en la reunión de la Mesa del Congreso donde se informó a los portavoces de los principales partidos de la voluntad del director del CNI, el general Félix Sanz, de acudir el próximo día 19 a la Cámara Baja para informar de los “servicios” que la princesa Corinna, la amiga del Rey Juan Carlos, ha prestado al Estado.
A uno de los portavoces parlamentarios que presenció la escena se le vino a la memoria lo mal que lo pasa Mariano Rajoy cada vez que tiene que encarar en público el ‘caso Bárcenas’ sin nombrar por su apellido al extesorero del PP. Pues ayer ocurrió algo parecido con Jesús Posada y Corinna. Al presidente del Congreso se le hizo un nudo en la garganta cuando intentó pronunciar el nombre de la princesa y solo acertó a balbucear la primera sílaba, un “Cooo….” inconcluso que provocó que uno de los presentes se viera obligado a morderse la lengua para no emitir una sonora carcajada por el apuro. Al final, todos respetaron las formas y miraron para otro lado, aunque alguno de los portavoces se preguntó el porqué de tanta turbación en una reunión privada con alguien que no se ha merecido mucho respeto que se diga.
Los grupos parlamentarios más pequeños han aceptado a regañadientes que la comparecencia del director del CNI vaya a producirse en la comisión de secretos oficiales, a puerta cerrada, cuando el ‘caso Corinna’ ha roto ya todas las barreras mediáticas imaginables, incluidas las de la prensa rosa.