Un empresario desconocido para el gran público pero respetado en los círculos de poder y no digamos ya en los periodísticos, Javier Moll, dueño del grupo Prensa Ibérica, podría convertirse en el próximo propietario del diario El Mundo, lo que supondría la definitiva consagración como tycoon de los media españoles de este tipo reservado, muy discreto y no demasiado atractivo. Los italianos del grupo Rizzoli-Corriere della Sera (RCS MediaGroup), que no saben en qué árbol ahorcarse para salir corriendo de Unidad Editorial (Unedisa), podrían entregar el rotativo a Moll por la módica suma de 5 millones. ¿Una ganga? Según se mire. ¿Se atreverá esta vez Javier Moll a dar el definitivo salto a la fama?
La noticia merece un comentario previo. Quien haya seguido en los últimos tiempos las dificultades por las que atraviesan los grandes grupos de comunicación españoles estará cansado de oír hablar de la fusión entre Unedisa y el Grupo Vocento (editor, entre otros, del diario Abc). La operación ha conocido tantas vicisitudes, tanto tira y afloja, tanto alarde, tanto gesto, tanto gasto, que el personal hace tiempo pasó a considerarla una serpiente de verano por la que dejó de interesarse. En efecto, ahora ya no se habla de fusión Vocento-Unedisa (que, en realidad, siempre se planteó como la absorción de Unedisa por Vocento). Por muchos motivos, fundamentalmente porque al asunto no se le ven sinergias por ninguna parte, y porque dos grupos –y dos diarios- con problemas solo pueden dar como resultado un grupo y un diario con problemas duplicados.
Ocurrió recientemente que alguien con mando en plaza en Vocento llamó a los responsables de RCS que, con residencia en Madrid, cortan el bacalao en Unedisa, preguntando cuánto dinero pedían únicamente por el diario El Mundo (más revistas y participación en lo audiovisual), con exclusión del diario deportivo Marca y del económico Expansión. Nada de fusiones. Sólo El Mundo. La respuesta llegó casi de inmediato:
-25 millones de euros, más la deuda.
La deuda es la madre del cordero o la causante de todas las desgracias de Unidad Editorial, desde que a los italianos de RCS se les ocurrió dar el visto bueno a la compra por Unedisa del Grupo Recoletos. Algo así como 1.200 millones, una barbaridad que no hay cristiano que entienda, a no ser que ese cristiano se llame Jaime Castellanos, que pegó el pelotazo de su vida, o Pedro J. Ramírez, que fue el animador de la misma.
Como era de prever, Santiago Bergareche, presidente de Vocento, mandó al italiano de marras a freír viento. ¡25 millones más deuda…! Cuál no sería su sorpresa cuando, a los pocos días, el mismo italiano volvió a llamar con un mensaje del alto mando de RCS MediaGroup.
-Oye, que no, que 5 millones de euros y es tuyo, venga. Y de la deuda hablamos.
Y entonces Santi Bergareche, no se sabe si sorprendido o asustado, dio marcha atrás de manera precipitada. “Es que a estos de Vocento no les gusta trabajar, no quieren ponerse a hacer números, echar gente de El Mundo… Sí, es una lata, pero sin arremangarse no hay manera de hacer negocios”, se quejaba con cierto desencanto el banco de negocios que intermediaba la operación, porque hasta eso había ya: banco de negocios de por medio.
¿Se atreverá Javier Moll?
El caso es que ahora los italianos han entrado en contacto con Moll, dueño de periódicos como La Nueva España, El Faro de Vigo o Levante, por citar sólo tres de las 16 cabeceras diarias cobijadas bajo el paraguas de Prensa Ibérica, un grupo que sobrevive gracias a un modelo de negocio basado en la diversidad de sus publicaciones y en la información de proximidad. Moll ejerce ahora como presidente del influyente Instituto de la Empresa Familiar (IEF). El punto de partida de la negociación es simple. “Cinco millones y de la deuda hablamos”.
¿Se atreverá esta vez Moll a dar el paso al frente? Quienes le conocen bien apuestan doble contra sencillo a que no. Porque el maño ya tuvo ocasión de pasar a la fama y hacer un negocio redondo cuando, hace aproximadamente año y medio, La Caixa le ofreció la compra de El Periódico, la publicación estrella del Grupo Zeta, segundo rotativo catalán, con enorme penetración en Barcelona y su cinturón. La oferta no podía ser más tentadora para un grupo que también tiene su sede en la Ciudad Condal: “Te quedas con El Periódico por un euro y te haces cargo de la deuda, deuda que nosotros nos encargamos de refinanciarte”. Casi un chollo. Don Javier Godó, conde de Godó, propietario de La Vanguardia, se lo hubiera hecho en los pantalones sólo del susto. Pero Javier Moll, cobardica, no se atrevió.