La noche del lunes, el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, hizo un hueco en su apretada agenda para compartir mesa y mantel con los directores de los principales periódicos de papel de Madrid. La austeridad es obligada y es necesario, asimismo, predicar con el ejemplo, así que un ministro no puede permitirse comer en un reservado de un restaurante.
Por eso, de Guindos, reunió -a última hora del día en la sede ministerial ubicada en la madrileña Plaza de Cuzco- a Pedro J. Ramírez (El Mundo), Bieito Rubido (ABC), Javier Moreno (El País) y Francisco Marhuenda (La Razón) para comer de bufé en el ministerio. Fue una cena frugal y sin camareros. Ellos mismos se sirvieron los platos. Una ensalada que no estaba muy allá, carne asada y un trozo de pastel. Algo ligerito para dormir bien. La conversación, sin embargo, fue bastante más contundente.
De Guindos pidió a los periodistas que arrimasen el hombro para evitar que la guerra contra el euro que se juega en España pase factura al país. Entre plato y plato, el ministro dejó claro a Ramírez, Bieito, Moreno y Marhuenda que son necesarios 60.000 millones de euros para sanear la banca española. Casi nada para un Estado sin un duro y que, según les dijo el ministro, no tiene como opción acudir al fondo de rescate europeo porque dispararía, aún más, la prima de riesgo. Casi nada, teniendo en cuenta que ese día cerró por encima de los 500 puntos básicos. Pedro J. Ramírez, que en su Twitter anunciaba por la tarde que tenía una cena importante aseveró con un tweet horas después que "como dijo aquel, he entrado preocupado... y he salido muy preocupado". ¿Se referiría el riojano a la cena con Luis de Guindos?
