Los famosos 23.500 millones que el Estado va a inyectar en Bankia se han convertido en tertulia universal. De los pasillos del Congreso a los cafés de barrio. De economistas a parroquianos de carajillo ávidos del MARCA de cada día. Algunos de ellos se enteraron ayer por la Ser, a la hora del vermout, que Rodrigo Rato, el dimitido presidente, había enviado una carta a los antiguos consejeros de Caja Madrid explicándole su versión de los hechos sobre el rescate a Bankia.
Las ondas soltaron grandes párrafos, que la cadena atribuyó a Rato, para el recuerdo de la memoria colectiva. "El plan de recapitalización es una inyección brutal de fondos..."; "La cifra no es de 19.000 millones de euros como se recoge en los medios de comunicación, sino de 22.000 millones de euros..."; "Como el plazo legal de compensación es de 18 años, esta provisión de los créditos fiscales es sorprendente..."Epitafios del fallecido presidente con el que intentaba justificar su controvertida labor al frente del banco de las siete cajas. Para los suyos, queda el recuerdo excepcional. Para el ministro Guindos, todo lo contrario. "Fue un error la unión de las siete cajas y fue un error la salida a Bolsa", alertó el ministro, hace una semana, en la Comisión de Economía del Congreso.
Tras el vermout, la supuesta de carta de Rato empezó a convertirse en uno de esos manuscritos anónimos del siglo de oro, cual 'Lazarillo de Tormes', con mucha mala leche en sus letras pero sin nadie que se atreviera a firmarlo. Las versiones sobre el documento de tres folios -ya había dejado de ser carta hace algunos minutos- se amontonaban en los móviles de la redacción. "Nos encontramos los tres folios encima de la mesa y cuando preguntamos sobre la autoría de aquello se nos dijo que había sido cosa de Caja Madrid", afirma un consejero. Otro asegura que Rato, en ningún momento, quiso hacerse responsable de aquellos párrafos. "Por eso", argumentaba este consejero, "no creo que el texto sea obra de Rato. Si así fuera, nos lo hubiera dicho en la reunión. No entiendo eso de tirar la piedra y esconder la mano".
La versión anonimous de los tres folios, sin membrete, ni firma, ni encabezamiento personal, recobró autoría en la web de Expansión. Rato reconocía que había inspirado el documento, aunque el análisis fuera hecho por un financiero de la caja, como argumentan algunas versiones, y que los párrafos no tenían que tomarse como un palito a nadie. “No critico a nadie; la nota es una descripción, una interpretación técnica de los ajustes", dice Rodrigo a la web económica.
Nada explica sobre el porqué no firma el documento. Un detalle que afea un currículum con tanta carga de responsabilidad pública. ¿Por qué no quiso el ex vicepresidente del Gobierno y director general del FMI firmar el documento? Quizá para que google no pueda rastrear otro 'desliz', como el de su ceguera para prever la crisis como número uno del Fondo Monetario Internacional.
Quizás a Rato no se le ocurrió firmar con un pseudónimo. Podría haber elegido el de MAFO. El todavía gobernador del Banco de España habría suscrito cada punto y cada coma. Así su incontinencia y ese 'yo soy el mejor' habría tenido descarga pública. Porque, como bien dejó claro en el Senado, el Gobierno no le deja hablar. En caso contrario, abriría a diario el telediario.