El mundo municipal madrileño gira en torno al café y su contexto. Famoso se hizo el 'relaxing cup of café con leche' con que Ana Botella promocionó el absurdo empeño de unos Juegos Olímpicos para Madrid sin haberse trabajado convenientemente al COI. Mucha broma y mucha chanza hubo sobre el particular hasta convertirse en un clásico en las antologías del chiste del madrileñismo. Su sucesora en la alcaldía, Manuela Carmena, también es pródiga en la ceremonia del café con leche y alrededores. Un clásico ya de la nueva alcaldesa son sus magdalenas, tan famosas ya casi como la de Proust. Antes de convertirse en regidora de los madrileños, Carmena gestionaba una tienda solidaria de ropa en la que solía oler a magdalenas y a té o café. Un entretenimiento.
Carmena, en sus conversaciones para romper hielo, habla a sus invitados de sus gustos y habilidades culinarias. Entre ellas, la elaboración de singulares licuados, del tipo naranja con remolacha, uno de sus favoritos. Pues bien, le cuentan a este Buscón que Carmena ha puesto en marcha su llamada diplomacia del 'cupcake', que es como denominan a las magdalenas la gente bien de la sociedad madrileña, cual es la propia Manuela.
Se trata de organizar desayunos con los diferentes grupos municipales, para tender puentes y relajar tensiones. Carmena recibirá dentro de unos días a Esperanza Aguirre y los concejales del PP a los que obsequiará con una muy nutrida bandeja de sus famosos dulces. También hará lo propio con Villacís y la gente de Ciudadanos. Un 'cupcake' bien servido puede ser el principio de una gran amistad entre Carmena y Aguirre. Algo que, en lo personal, no resultará difícil ya que, le cuentan a este Buscón, ambas se profesan un respeto por encima de las tiranteces políticas.
