Los medios de comunicación españoles, y particularmente los periódicos de papel, se quejan con frecuencia de la crisis por la que atraviesa el sector. Como causas suelen citar la aparición de Internet, la dura competencia de las redes sociales o el cambio de hábitos de los ciudadanos, que han dejado de tener como prioridad acudir al quiosco, pagar dos euros y disfrutar de la lectura de un diario.
Los culpables del desastre siempre son otros y siempre están fuera. Pocas veces se pone el acento en la calidad de los productos que se ofrecen, porque eso sería tanto como asumir que los responsables están dentro de los propios medios.
Sin embargo, es un hecho que los periódicos de papel han dejado de ser un instrumento útil para estar informados. Las principales noticias que han marcado la agenda político-económica de los últimos años en España han nacido en medios nativos digitales... y son estos los que a diario dejan en evidencia a sus hermanos mayores cuando se atreven a contar lo que los primeros nunca publican.
Es lo que ha pasado precisamente este jueves, cuando ninguno de los grandes periódicos españoles ha decidido llevar a su portada una noticia tan relevante como que la Audiencia Nacional ha imputado por corrupción a la multinacional FCC por supuestamente pagar comisiones ilegales de 82 millones de euros para conseguir adjudicaciones en Panamá.
La noticia sobre FCC, que está relacionada con la trama de sobornos Odebrecht, y que en su día ocupó páginas y páginas de la prensa nacional, esta vez no ha merecido un lugar de honor, a pesar de tratarse de una empresa española y cotizada en bolsa. Ni una línea en las portadas de la prensa generalista y tampoco en la económica, donde apenas ha habido dos líneas escondidas en una esquina en uno de los tres periódicos salmón.
Los diarios han antepuesto sus ¿propios? intereses a los de sus lectores, algo que se hace especialmente elocuente en el caso de El País, periódico donde es accionista Carlos Slim, propietario a su vez de FCC. Ese periódico ha preferido llevar este jueves en su portada a dos columnas una alerta por incendios en California antes que molestar a uno de sus accionistas de referencia.
Lo que tiene menos explicación es por qué El País ha decidido ocultar, en su misma edición del jueves, la noticia sobre el procesamiento por malversación de dos exconcejales de la anterior alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. Ni una línea en el periódico de papel, pero tampoco en su edición digital.
¿Así pretenden los diarios recobrar la confianza de los lectores? ¿Ocultando las noticias? Y luego dirán que la culpa es de Internet.