Mientras en Moncloa afilan las tijeras creando comisiones para ver donde más se puede recortar, los Premios Príncipe de Asturias parecen haber esquivado los ajustes. Los premiados, patronos principales, autoridades políticas y los Príncipes de Asturias se dieron un homenaje la noche anterior a la entrega de galardones con una cena muy alejada de las que se cocinan con los ingredientes que los Bancos de Alimentos, uno de los premiados, reparten entre las personas más necesitadas. El encargado de los platos que se degustaron fue el chef Nacho Manzano, que tiene dos estrellas Michelín en su restaurante de Casa Marcial, en Arriondas.
Pero el distinguido chef no estuvo solo en su tarea de deleitar los paladares, ya que los postres corrieron a cargo de los alumnos de la escuela de Hostelería de Oviedo, que quizá consiguieran aliviar un poco la factura del convite, supuestamente pagado por el Ayuntamiento ovetense.
Los recortes tampoco parecen haber llegado al presupuesto destinado al cuidado personal de la princesa Letizia, que ha lucido espléndida en Asturias tras someterse a un microlifting. No es la primera vez que Letizia se pone en manos de doctores para estar más bella. Las malas lenguas cuentan que han sido varias veces, aunque Zarzuela solo ha reconocido una y fue, según el palacio, un retoque en el tabique nasal para que la Princesa respirara mejor.
Lo que sí han llegado a Oviedo son las protestas, que los Príncipes y autoridades han tenido que ir sorteando emulando a Super Mario, cuyo creador, Shigeru Miyamoto, recibió el premio de Comunicación y Humanidades.
Una de las protestas más ruidosas fue la celebrada en las cercanías del Teatro Campoamor, lugar donde se entregaban los premios. En torno a medio millar de manifestantes mostraban su enfado con pitos, cánticos y banderas republicanas. Algunos de los gritos incluso llegaron a colarse en la señal en directo que ofrecía TVE, aunque la televisión pública no tardó en silenciar las imágenes.