Las cumbres son esos encuentros de gente muy importante de diferentes países que se reúnen alrededor de una gran mesa para hablar y no llegar, en la mayoría de las ocasiones, a ningún acuerdo ni concreto ni productivo. De hecho, los que saben de esto de las relaciones internacionales aseguran que el verdadero rendimiento de estos encuentros no está en esas reuniones más o menos multitudinarias y repletas de discursos grandilocuentes, sino en los encuentros bilaterales que sus protagonistas celebran aprovechando los momentos anteriores y posteriores a la gran cita. Por ello, es muy importante que los representantes gubernamentales consigan colocar en sus agendas encuentros de postín. No es lo mismo verse cinco minutos con Barack Obama que hora y media con el presidente de Uganda. Ni tampoco es comparable tener una charla con un ministro de la todopoderosa Alemania que con uno de la intervenida y vapuleada Grecia... salvo que éste sea un experto en una materia que te interese mucho.
Es lo que ha debido pensar el ministro del Interior español, Jorge Fernández Díaz, quien este lunes participa en Nicosia (Chipre) en la Reunión Informal del Consejo de Ministros de Justicia y Asuntos de Interior de la UE. Aparte de que eso de la reunión "informal" siempre le ha intrigado a este Buscón --¿significa que van sin corbata y en mangas de camisa?--, lo que llama la atención es que lo más destacado de la agenda del miembro del gobierno español es que se mantendrá "un encuentro bilateral" nada más y nada menos que con el ministro griego de Orden Público y Protección Ciudadana, un tal Nikolaos Dendias.
Es cierto que los arruinados helenos se han convertido en el mayor coladero de inmigración irregular que existe actualmente en Europa y que los españoles nos hemos convertido en un expertos en eso de frenar a los que llegan desde el norte de África y podemos darles clases al respecto. Pero también es verdad que la Policía de aquel país se ha curtido en los últimos meses en hacer frente a las revueltas callejeras provocadas por los recortes que han sufrido sus ciudadanos hasta convertirse en unos expertos en hacer frente a éstas. Una revueltas, no lo olvidemos, que han tenido como escenario más conocido la céntrica Plaza de Syntagma, donde está emplazado el Parlamento de los descendientes de Pericles, lo que hace inevitable la comparación con lo que está ocurriendo en los últimos días en Madrid, donde el Congreso también se ha convertido en el objeto del 'deseo' de los indignados. Eso sí, en España los responsables de la seguridad han puesto la 'valla' antes de que surga el incidente y han convertido la manzana que rodea el edificio de los leones en un bunker a prueba de alborotadores y simples paseantes.
¿Le pedirá Fernández Díaz a su colega Dendias consejo sobre cómo actuar si la situación de crispación social va en aumento? ¿Sufre el ministro del Interior español el 'sindrome Syntagma' y ya ha empezado a ver alborotadores debajo de cualquier pancarta? Lo que está claro es que si un ministro espñaol sólo tiene en la agenda de "encuentro bilaterales" a un ministro griego, es que su caché ha bajado ya al nivel de 'gobierno basura' por muy "reunión informal" que sea. Que Standard & Poor's nos coja confesados y con los adoquines bien amarrados al suelo.