El amigo experto en la Transición vuelve a llamar al Buscón para preguntarle si cree en las casualidades y si vio la final de la Copa del Rey entre el Real Madrid y el Barcelona. “El interés estaba en el palco, no en el campo”, dice. Después de la sorpresa inicial, el amigo pasa a explicarse.
En 1976, se jugó en el estadio Santiago Bernabéu la final de la última Copa del Generalísimo, entre el Atlético de Madrid y el Zaragoza. El Rey Juan Carlos estaba acompañado por Alfonso Osorio, ministro de la Presidencia, y Adolfo Suárez, ministro-secretario general del Movimiento, de cuya cartera dependía Deportes. Era presidente del Gobierno Carlos Arias Navarro.
Osorio cuenta en sus memorias que “cuando llevaba el partido media hora, el rey nos indició con las dos manos que acercásemos nuestras cabezas a la suya y nos dijo que si nos habíamos dado cuenta de lo viejo que estaba Bernabéu, y entonces sonriéndose maliciosamente comentó: «Estaréis de acuerdo conmigo en que en todos sitios hacen falta presidentes jóvenes. Pues ya sabéis lo que opino»”.
Entonces, Bernabéu tenía 80 años, Arias 67, Osorio 52, Suárez 43 y Juan Carlos 38.
Acabado el partido, prosigue Osorio, Suárez y él se quedaron hablando unos momentos.
“–¿Has entendido lo mismo que yo? –me pregunto Adolfo. –Exactamente lo mismo; notificación en regla –le contesté.”
Unos días más tarde, el 1 de julio, el sucesor de Franco forzó a Arias Navarro a presentar su dimisión y, junto con su valido de entonces, Torcuato Fernández-Miranda, colocó a Suárez en la presidencia. En el nuevo Gobierno, Osorio mantuvo el Ministerio de la Presidencia y ascendió a vicepresidente segundo
Ya han pasado casi 37 años de ese partido. Hoy el Rey tiene 75 años y una salud quebrada, como pudimos ver en el manejo de la copa que entregó a Iker Casillas.
Los jóvenes desprecian a los viejos hasta que ellos se convierten en viejos que también son despreciados, concluye el amigo del Buscón. ¿Alguien se atreve a decir que “hacen falta reyes nuevos”?