El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, está nervioso, muy nervioso. Casi habría que decir que desesperado. Sólo así se puede entender la campaña de sobreexposición mediática en la que ha estado inmerso durante las últimas semanas.
Desde que se convocaron las elecciones generales del 10-N, el pasado 23 de septiembre, Sánchez ha concedido casi una treintena de entrevistas, algo completamente inusual en la historia de la democracia española, donde los presidentes del Gobierno siempre han sido reacios al contacto con la prensa en un intento por preservar su imagen institucional y así no parecer tan mortales como el resto de candidatos.
En esta ocasión, sin embargo, los estrategas de La Moncloa han debido ver muy negras las elecciones del domingo, pues han obligado a Sánchez a una maratón de entrevistas que, como se ha visto esta misma semana con la polémica sobre la Fiscalía, incluso han provocado errores de bulto por su parte.
Evidentemente, el hecho de que un político sea proclive a frecuentar los medios de comunicación jamás debe ser motivo de crítica, sino más bien ser aplaudido, pero sí es reprochable que el presidente del Gobierno dé entrevistas a todo tipo de webs, revistas, periódicos, radios y televisiones... pero se olvide sectariamente de medios de comunicación que tienen muy contrastada su audiencia.
Dos peticiones de entrevistas a Sánchez
En cuanto se convocaron los comicios, Vozpópuli cursó dos peticiones oficiales de entrevista con Sánchez, como también se hizo con el resto de candidatos de los principales partidos: una dirigida a La Moncloa y otra al PSOE. Desde entonces, no ha habido ninguna respuesta, ni en un sentido ni en otro. El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, y el del Partido Popular, Pablo Casado, sí han aceptado la propuesta y sus entrevistas se han publicado en este periódico durante los últimos días.
Sánchez está en su perfecto derecho de elegir con quién hace una entrevista, pero como presidente del Gobierno debe recordar que su sueldo se lo pagan todos los españoles, los que le votan y los que no. Y negándole una entrevista a uno de los periódicos digitales más importantes de España está despreciando, no sólo a sus propietarios y periodistas, sino a los millones de personas que cada día leen este medio.
En su lugar, Sánchez ha preferido prodigarse en medios más afines (en laSexta le han entrevistado cuatro veces en mes y medio) e incluso en webs completamente irrelevantes desde el punto de vista de la audiencia. Al igual que la publicidad que distribuye el Gobierno debe atender a ciertos criterios de importancia de los medios de comunicación, para evitar tratos de favor a los más afines, el presidente, como figura institucional que es, también debería ser más cuidadoso a la hora de ofrecer sus entrevistas.