Es obvio que, ante una pandemia como la del coronavirus, la prioridad es la salud y la vida. Pero los efectos económicos de la pandemia van a ser gravísimos. Hay que luchar muy fuerte en los dos frentes.
1. EL CRECIMIENTO DEL PIB
Hay que olvidarse del crecimiento del 1,6%, previsto para el PIB en 2020. En el primer semestre el PIB caerá y tendremos mucha suerte si hay recuperación suficiente en el segundo semestre para atenuar esa caída. El impacto de la pandemia está siendo gravísimo en sectores económicos muy importantes para nosotros. Empresas turísticas (hoteles, restaurantes, bares, líneas aéreas, transporte de viajeros...) están sufriendo una caída de ingresos brutal. Lo mismo ocurre con las empresas de ocio, educación y cultura (deportes, música, arte, enseñanza, cine, teatro, discotecas, eventos...). Y con todo el comercio (salvo alimentación y farmacia) que sufre una gran caída de ventas. La gente se queda en casa, no sale, no se mueve, no compra. Hay problemas de aprovisionamiento en la industria.
El efecto multiplicador de esta caída de la demanda será enorme. Muchas empresas no podrán pagar a sus empleados, a los bancos, a Hacienda, a la Seguridad Social. Y no podrán pagar a sus proveedores, arrastrando a otras empresas en su caída.
2. CAIDA DE INGRESOS PUBLICOS + AUMENTO DE GASTOS = MAS DEFICIT
Va a ser imposible conseguir la recaudación prevista por impuestos y cotizaciones sociales. Aunque se arreglen las cosas en el segundo semestre, los 512.000 millones de ingresos previstos en 2020 no se alcanzarán. Es difícil evaluar cuánto van a caer los ingresos pero no parece aventurado estimar una caída del 5%: 26.000 millones menos.
Por el lado de los gastos, todo pinta mal. Aumentarán los gastos sanitarios. Aumentarán los gastos por el apoyo económico a empresas y familias afectadas por la pandemia. Aumentarán los gastos por la cobertura del paro. Aunque se arreglen las cosas en el segundo semestre, los 534.000 millones de gastos previstos en 2020 sufrirán un aumento de al menos otro 5%: 27.000 millones más.
De este modo, el déficit previsto (23.000 millones = 1,8% PIB) puede incrementarse en 26.000 millones de menos ingresos y 27.000 millones de más gastos. Total = 76.000 millones = 6% PIB. Hay que decir que, a efectos de cumplimiento de las normas de estabilidad de Bruselas, la UE no tendrá en cuenta el aumento del déficit causado por la pandemia.
3. EL EFECTO EN EL EMPLEO
Según los datos de afiliación a la Seguridad Social y paro registrado, 2019 terminó con 19,41 millones de afiliados y 3,16 millones de parados (un 14%). La previsión del Gobierno era terminar 2020 con un paro algo menor. No podemos ser optimistas en esto. Al final del primer semestre de 2020 caerá la afiliación y subirá el paro. Y tendremos mucha suerte si a final del segundo semestre estamos como al principio.
4. EL EFECTO EN LOS MERCADOS
Todas las Bolsas mundiales han sufrido extraordinarias caídas por el impacto del coronavirus:
El IBEX35, que empezó el año en 9.549, cerró el viernes en 6.630 (caída del 31%).
El EuroStoxx50, que empezó el año en 3.748, cerró el viernes en 2.586 (caída del 31%)
El Dow Jones, que empezó el año en 28.462, cerró el viernes en 23.186 (caída del 19%).
Estas caídas son históricas, superiores a las producidas en la Gran Recesión de 2008. Nadie sabe qué pasará las semanas que vienen.
El dinero que sale de la Bolsa se refugia en liquidez o en renta fija. Gracias al aumento de la demanda, el tipo de interés del bono alemán a 10 años, que estaba en -0,19% al empezar el año, cerró el viernes en -0,55%. No puede decirse lo mismo del bono español: al empezar el año estaba en un 0,46% (prima de riesgo = 0,65 ); el viernes estaba en 0,61% (prima de riesgo= 116). Hay que tener mucho cuidado con el tipo de interés de nuestra deuda.
Segundo semestre de 2020
Las malas previsiones apuntadas revertirán muy probablemente en el segundo semestre de 2020. Para eso hacen falta dos cosas: la primera, que el coronavirus esté superado (las noticias de China permiten ser optimistas en este sentido), y la segunda es que la catástrofe económica del primer semestre sea neutralizada gracias a medidas contundentes del BCE (y de la Reserva Federal y el FMI), de la UE, y de los Gobiernos nacionales. La gente volverá a salir y a moverse y a viajar, aumentará la demanda, las empresas podrán pagar sus deudas, se creará empleo, el dinero fluirá de la renta fija a la Bolsa... Probablemente consigamos salvar el año.
Medidas del BCE
El jueves 12, el BCE mantuvo intactos los tipos de interés y decidió:
a) aumentar en 120.000 millones las compras de deuda pública y corporativa. Ahora está comprando 20.000 millones al mes. Este importe se aumenta en 12.000 millones más al mes hasta final de año. Con esto, el BCE consigue mantener en mínimos los tipos de interés de la deuda, lo que es vital para nosotros.
b) aprobar nuevas inyecciones de liquidez a los Bancos (a tipo negativo) para que éstos presten a empresas y familias. Aquí se echa de menos un mayor esfuerzo y una mayor caída de tipos, aunque el problema es que los Bancos no se atreven a transferir toda esa liquidez al sistema.
c) suavizar los requisitos de capital de los Bancos para animarles a prestar más.
Las medidas del BCE son débiles y han defraudado las expectativas. Provocaron el mismo jueves la mayor caída de la historia del IBEX, un 14%. El BCE, que es la principal esperanza europea para contener la catástrofe, tiene que ser mucho más contundente y deberá tomar medidas adicionales en los próximos días.
¿Y la UE y el Gobierno español?
La UE ha sido todavía más débil que el BCE en las medidas tomadas para contener la catástrofe. En una reunión por videoconferencia de los 27 jefes de Estado y de Gobierno, todo lo que se decidió fue movilizar 25.000 millones para contener la crisis. Es muy poco. Y parece que hay opiniones discrepantes, entre los países del norte y Francia-Italia-España, en la forma de enfrentar esta crisis. Esto tiene que acabar.
La respuesta del Gobierno español ha sido también débil. Ha habido dos Consejos de Ministros, el martes 10 y el jueves 12, y en ellos se ha decidido:
a) Para proteger a los empleados y autónomos afectados en su salud por el coronavirus: su situación se califica como baja laboral por accidente de trabajo, de modo que, desde el día siguiente a la baja, percibirán el 75% de la base reguladora, con cargo a la Seguridad Social.
b) Para mantener la liquidez de Pymes y autónomos afectados económicamente por el coronavirus y que facturen menos de 6 millones anuales: se amplían los supuestos actualmente existentes para aplazar las deudas tributarias, incluyendo retenciones de IRPF, IVA y pagos fraccionados de Sociedades. La moratoria que se concede es de 6 meses (los primeros 3 sin intereses). Afecta a los impuestos cuyo plazo de pago vence entre el 13 de marzo y el 30 de mayo de 2020. No hacen falta avales si la deuda aplazada es inferior a 30.000 euros. El volumen de la moratoria se estima en 14.000 millones (a esto lo llaman inyección de liquidez).
c) Para sostener el sistema público de salud: se transfieren a las CCAA 2.800 millones adicionales y se dota con 1.000 un fondo extraordinario para gastos sanitarios.
Esto es muy poco.
¿Qué hacer a partir de ahora?
1. Para luchar debidamente contra esta catástrofe económica, es esencial una actuación coordinada y de la máxima potencia entre la UE y el BCE. Lo hecho hasta ahora es muy poco. Echamos de menos a Draghi cuando en 2012 (muy tarde, por cierto) dijo: "El BCE hará todo lo necesario para sostener el euro y, créanme, eso será suficiente". Francia, Italia y España tienen que volver a la carga y en los próximos días deben reforzarse las medidas financieras. Hay que hacer todo lo necesario, no para salvar el euro, sino para salvar la economía.
Lo que se necesita es que el BCE abra una línea de liquidez extraordinaria, sin límite previo y a tipo negativo, a favor de los Gobiernos nacionales. Los Gobiernos inyectarán esa liquidez a tipo también negativo en las empresas que lo necesiten (no sólo Pymes y autónomos), sirviéndose de las redes bancarias como distribuidores. Esto les servirá a las empresas para pagar a empleados y proveedores.
2. A nivel nacional, el aplazamiento de las deudas tributarias que se ha aprobado es totalmente insuficiente. Las empresas que lo necesiten (no sólo Pymes y autónomos) deben poder aplazar, no sólo sus deudas tributarias, sino también las deudas con la SS y con los bancos. Esto hay que hacerlo ya.
3. A nivel político, es esencial que el Gobierno actúe unido con las CCAA. Es esencial que recabe la colaboración de la oposición en las medidas a tomar. Es esencial apoyar al Gobierno en la gestión de esta catástrofe. Necesitamos inmediatamente unos Presupuestos de emergencia para este año 2020, aprobados con el concurso de la oposición. Es esencial transmitir al país, a la UE y a los mercados unidad de acción total y contundente.
4. Estos Presupuestos de emergencia no pueden contemplar subidas en la fiscalidad empresarial ni subidas de las bases de cotización a la SS. La protección del tejido empresarial (o lo que es lo mismo, la protección del empleo) es la máxima prioridad. Ahora no importa el aumento del déficit.
5. Saldremos de esta crisis. Tanto desde el punto de vista de la salud como desde el punto de vista de la economía. Pero, en los dos frentes, para salir lo antes posible y lo mejor posible, es necesario tomar desde ya, y entre todos, medidas de la máxima contundencia.