Arcadi Espada (Barcelona, 1957) es periodista y autor de Sed de Lex (Ed. Funambulista), libro en el que recoge sus crónicas del juicio a los políticos independentistas en el Tribunal Supremo. Espada defiende que el procés no fue nunca "una ficción" como trató de vender la Defensa, y por eso ha criticado el concepto de "ensoñación" usado por Marchena en el fallo judicial. En conversación con este medio, explica que le hubiera gustado una "sentencia histórica" que explicara a "los españoles" lo que en realidad había sido el plan rupturista del Govern en Cataluña.
En sus artículos considera justa la sentencia por sedición. Otros solo ven una “desobediencia” mientras que otros tantos una “rebelión”. ¿Por qué cree que los hechos probados se pueden tipificar como sedición?
No es que yo considere realmente que la sedición es lo justo, pero yo respeto que los jueces hayan dicho que el delito de sedición es lo justo. Tuve acceso, como ellos, a las pruebas del juicio porque lo seguí, evidentemente sin la capacidad técnica de establecer qué pena corresponde o no, pero sí con la capacidad argumentativa de una persona racional que ve si efectivamente esos hechos están demostrados o no. Mientras yo estaba en el juicio veía perfectamente lógico que estas personas pudieran estar condenadas bien por sedición o bien por rebelión, el tipo era ambiguo e incierto en los dos casos. El problema de la sedición era que los presos nacionalistas habían cometido un delito contra la Constitución y eso en la sedición no estaba recogido, y el problema de la rebelión era que tal vez se exigía unos perfiles de violencia que no se ajustaban al caso.
La condena ha generado muchas críticas, no solo del nacionalismo catalán.
En la primera crónica de este libro digo que la cuestión no es saber, como en un juicio convencional, si los hechos existieron o no, es decir, si él mató a su mujer o su mujer le mató a él. Los hechos estaban muy claros, la democracia española tenía que decidir solamente cómo castigar esos hechos. Y aquí podían haber pequeñas discrepancias.
Pese a estar de acuerdo con la condena, lamenta que se hablara de “ensoñación” para calificar el proceso independentista. Pero usted, muy a menudo, ha definido el procés como algo ficticio. Ha escrito que “las ficciones tienen consecuencias reales”.
Claro. Son dos cosas completamente distintas. Yo no soy quién para decir si una sentencia fue justa, no soy juez, pero puedo decir si fue racional y se adapta a los hechos que yo he conocido. Y no hay ninguna duda de que la sentencia es un desastre desde el punto de vista de la construcción racional de un argumento. El proceso utilizó las ficciones, como la ficción de que España nos roba, pero el proceso no fue una ficción.
El proceso no fue una ficción como dijo la Defensa
Cuando usted hablaba de ficción creía que se refería también a que todo el procés tuvo algo de posmoderno, de que también iban de farol o que maquillaban algunas cosas ante su público.
Yo jamás ha pensado esto. En el libro de Rajoy hay una cosa interesante a este respecto. Cuando Rajoy y Puigdemont comen juntos, Puigdemont dice que él ya sabe que no podrá negociar la autodeterminación con Rajoy, porque no le puede conceder un referéndum. A pesar de saber que la negociación es imposible continúa con el proceso. Esto desmiente todo el entramado argumentativo de la defensa en el Supremo. Está claro que ellos no negociaban para conseguir un referéndum de autodeterminación o una negociación política. Es un entramado argumentativo barato. La sentencia, además, me sorprendió también por esta construcción barata. Yo esperaba de Marchena, que es una persona que tiene fama de escribir muy buenas sentencias, que hiciera una sentencia histórica para los ciudadanos españoles. Una sentencia de una grandeza jurídica que explicara qué había sido el proceso y cuál era su castigo.
Entonces usted mantiene que todo el procés fue real. Hay informaciones que apuntan a que, a la hora de la verdad, el Govern no quiso que las entidades independentistas movilizaran a la gente tras la declaración de independencia en el Parlament. De hecho, hubo poca gente en la calle ese día.
Es falso que no dieron la orden. Lo que pasó es que el pueblo traicionó a sus gobernantes y no al revés. En la cabeza de los líderes independentistas estaban dos cosas. Primero, que el Gobierno no se atrevería a pegarles. Yo estoy muy a favor de que la policía pegara aquel día.
¿Por un tema pedagógico de saber el riesgo real a que se exponen?
¡Porque quiero que la policía me defienda a mí, que soy el que cumplo la ley! Esa gente estaba utilizando la fuerza para impedir el cumplimiento de una orden judicial. Como estaban utilizando la fuerza, la policía tenía que utilizar la suya. Como es natural. Si fuera la policía de una dictadura no sería lo mismo que cuando es la policía de una democracia.
Además de creer que el Gobierno no se atrevería a pegarles, su otro gran error fue creer que las masas estarían dispuestas a perder un día de trabajo. Y yo ya les decía que los independentistas, no es que no estuvieran dispuestos a perder la vida, es que tampoco están dispuestos a perder una hora de trabajo por ellos [los gobernantes]. Estaban en su eco chambre, la cámara de ecos que solo oyes tus propias voces. El día 20 ante la Consellería de Economía fue el gran ensayo general.
El gran error del Govern fue creer que las masas estarían dispuestas a perder una hora de trabajo por ellos
En el fallo judicial, se responsabiliza a la señora Dolors Bassa de cuestiones que dependían de Clara Ponsatí y su departamento de Educación. ¿Es una dejadez de la sentencia o responde a no poder juzgar a Ponsatí?
Esa parte de la sentencia es un error que probablemente pueda ser recurrido.
Ha sido también muy crítico con el juez instructor, Pablo Llarena, por retirar las euroordenes. Como si España tuviera complejo de inferioridad con Europa. Curiosamente, el abogado Melero dice en su libro que “España es un país con la autoestima tan baja” que los independentistas podrían convencer a una mayoría de su proyecto. ¿Cree que existe complejo de inferioridad y, en caso afirmativo, responde a una realidad ese complejo?
El complejo de inferioridad no sé si existe, pero que los europeos nos miran a los españoles por encima del hombro, sí.
El hecho de que Pedro Sánchez pacte con ERC sin que éstos hayan renunciado a la unilateralidad, ¿responde a esta misma lógica de que, ni en Europa ni en España, acaba de arraigar la idea de que sus actuaciones merecieron penas de cárcel?
Sin ninguna duda. El PSOE y media España piensa que no fue tan grave lo que ocurrió y esa es la gran tragedia española. Pedro Sánchez ha amnistiado a los independentistas, y esa es una vergüenza democrática que los españoles se lo tendrían que hacer pagar muy rápido a Sánchez.
¿En las urnas?
Evidentmente. En una democracia el magnicidio no está del todo justificado, digamos…
¿Preferiría que PP y Cs se abstuvieran para su investidura?
PP ni Cs se pueden abstener. Creo que tienen que plantearle iniciar un gobierno de coalición, pero de modo alguno se puede dejar a Pedro Sánchez suelto. Si se le deja suelto que sea con los suyos, pero no con la gente, digamos, decente.
Es verdad que Sánchez hizo un giro en las elecciones del 10 de noviembre hacia el centro y fue penalizado en las urnas…
Señorita, Sánchez no me interesa lo más mínimo…
El PSOE y media España piensa que no fue tan grave lo que ocurrió en Cataluña
Volvamos a su libro. Según usted, Mas es el máximo culpable de todo y está en libertad. Pero Mas no rompió las reglas de juego con su 9N. Máxime una desobediencia, y ya ha sido condenado por ello.
Artur Mas fue mucho más que un desobediente. Si Mas está condenado por desobediencia es solamente por la inmensa benevolencia del Estado español. De una benevolencia colindante con el complejo. Pero Mas es el arquitecto principal del proceso y su principal responsable. No solo por lo que respecta al 9N sino en las tareas conspiratorias del 1 de octubre. No pudieron ser examinadas en sede judicial porque el juez Llarena, en una de sus erráticas disposiciones, lo dejó fuera en el juicio. Pero Mas tiene toda la responsabilidad política y moral del proceso. Artur Mas, Carles Puigdemont y Trapero son los tres responsables de todo lo que pasó en Cataluña.
¿Y Jordi Sánchez y Jordi Cuixart? Son los únicos que no tenían responsabilidades públicas.
Son unos perdedores y unos fracasados, porque no cumplieron con la obligación que les tocaba, que era la de sacar a las masas a la calle. Tienen que pagar su responsabilidad penal porque pretendieron quebrar la ley desde la calle. Es verdad, que todos son unos fracasados porque han perdido… Algo muy habitual en Cataluña.
El movimiento ha derivado hacia grupúsculos violentos, como los CDR. ¿Ellos tampoco están dispuestos a dar la vida?
Todo eso que se publicó de que “Cataluña arde”... Todas aquellas hipérboles en los periódicos… No pasa nada. Por unos niños pijos que se pasen el fin de semana empastillados no hay que ser pesimista.
Hablando de pesimismo. En su columna de este martes es muy pesimista sobre el futuro de Europa tras el Brexit. Lo ve un suicidio. En este nuevo contexto, ¿Escocia y Cataluña podrían lograr la independencia?
Es un pesimismo con las luces largas. Mi generación solo ha vivido victorias europeas y ahora hay que constatar que el Brexit es un punto de inflexión. Ahora bien, que eso genere que Cataluña o Escocia se independicen depende de circunstancias geoestratégicas que son imprevisibles, pero lo importante es ver que aquí ha habido un retroceso.
Jordi Sánchez y Cuixart fracasaron en su intento de sacar a las masas a la calle
¿Bajo qué supuesto le parecería bien el tercer grado a los presos, más allá del técnico? Si se comprometen a renunciar a la unilateralidad, ¿cómo lo vería?
Las medidas penitenciarias están perfectamente reguladas y nadie tiene que renunciar a nada para beneficiarse de ello. Sí que deberían renunciar para poder hacer política, para que los gobernantes constitucionales los tuvieran en cuenta. Pero eso es política, no es justicia. No parece lógico que la persona que aparece como el líder del proceso en la sentencia y condenado a 13 años de cárcel esté negociando la investidura del Gobierno de España. La democracia española saldrá resentida. Pero insisto, es una cuestión de orden político, que estos señores salgan a casa por Navidad, que gocen de permisos… no me preocupa. Soy un ferviente partidario de la piedad. El castigo me da igual. Lo único que quiero es que sean formalmente castigadas sobre unos hechos que cometieron. Me interesa que no tengan acceso a la vida política hasta que no hayan descartado el uso de la fuerza como un instrumento de presión política.
Este concepto de la piedad es muy religioso para tratarse de un racionalista como usted.
Es verdad, pero soy así. No soy una persona que me alegre si están más años en la cárcel. Puedo entenderlo desde el punto de vista de que el Estado de Derecho tiene que castigar y responsabilizar a la gente de sus actos. No me meto en eso. Pero yo, personalmente, no es que me sienta indignado… No es mi temperamento.
¿La piedad es compatible con la verdad?
Solo es compatible con la verdad, porque la certifica. Una vez se establece la verdad de los hechos, se puede ser piadoso.